domingo, junio 08, 2008

Los fragmentos de la verdad

“Revelar al mundo algo que le interesa
profundamente y que hasta entonces
ignoraba, demostrarle que ha sido
engañado en algún punto vital para sus
intereses temporales o espirituales, es el
mayor servicio que un ser humano puede
prestar a sus semejantes”.
Jonh Stwart Mill



En algún lugar del éter, impregnando el aire respirable y desplazándose sobre ondas imperceptibles, la información se fragmenta en millones de códigos intangibles, y así, la verdad adquiere mil y un perspectivas, se deslinda de la censura y trasciende los perímetros del poder…

Los grandes cambios suelen producirse poco a poquito, en forma imperceptible pero inexorable; la digitalización ha incursionado en la cotidianidad transformando los hábitos, y afectando los mecanismos de control que se ejercen sobre el discurso social.

La tecnología avanzada en sistemas digitales de comunicación, ha despojado a la información de las características que la entronizaron como herramienta del poder y mecanismo de la dominación.

La comunicación en los regímenes del Priato se caracterizó por el servilismo de los medios, por una censura implacable, y por el protagonismo de las intelectualidades orgánicas. En el Priato surgió la práctica, aún vigente, de incorporar a fuentes o dependencias oficiales a los críticos del régimen, y así, se elimina la disidencia por asimilación.

El criterio predominante del Priato se resume en frases célebres e inolvidables, como aquella, del entonces presidente José López Portillo a la prensa: “no les pago para que me peguen”. Y la famosa dilucidación zedillista: “la opinión publicada no es la opinión pública”.

Pero también, esa época se distingue por el surgimiento de una corriente crítica en el periodismo: es ineludible mencionar la expresión “aviones de redilas”, como describía Jorge Ibargüengoitia, a los aviones donde viajaba el presidente Luis Echeverría Álvarez acompañado de un séquito de periodistas e intelectuales, todos ellos, ejemplos ilustres del nalgaprontismo mexicano.

En ese entonces, como ahora, la libertad de expresión involucra a otra garantía inalienable: la libertad de pensamiento. Ayer y hoy, la mediocracia al servicio del poder ha sido el instrumento para idiotizar a la ciudadanía, para destruir la capacidad de abstracción y reflexión, atrofiando las habilidades del pensamiento analítico.

Por eso, ahora que el calderonismo se ha erigido como un régimen esencialmente mediático, la función primigenia del periodismo es erigirse como un contrapoder, que en la era digital, no se entendería sin la participación ciudadana. El cuarto poder, que se concentraba en los medios, ahora se fragmenta entre millones de testigos presenciales. El contrapoder ahora reside en la ciudadanía, en su calidad de testigos de los acontecimientos que vigilan a los medios y al gobierno.

En los regímenes anteriores a la Revolución digital, la información era un bien escaso; ahora, la aldea global está saturada de información. A través de la telefonía celular y en Internet, circulan millones de imágenes y sonidos que escapan al control de la censura y que confrontan al discurso oficial cuando presentan una versión diferente de la realidad.

Y en este entorno, el periodismo se redefine y se reconfigura: involucra a la ciudadanía en la difusión de fragmentos de la realidad, y su esencia se ubica en la disciplina de verificación. Hoy por hoy, la libertad de expresión, como atributo inherente del periodismo, se expande hacia todos los sectores sociales.

La libertad de expresión es mucho más que un festejo institucional, la libertad de expresión es un derecho de la ciudadanía, porque los hechos ya son inalterables y las opiniones son más libres. La verdad ya no está cautiva en un monopolio, ahora es un bien común que se desplaza sobre ondas imperceptibles, se fragmenta en millones de códigos intangibles, adquiere mil y un perspectivas, se deslinda de la censura y trasciende los perímetros del poder…

2 comentarios:

Lázaro Buría dijo...

Lo Imperceptible es el mejor argumento de El Inmovilismo para oponerse a El Cambio. Y, paradojicamente, es lo que nos impulsa hacia Él porque a pesar de ser intangible no podemos evitar sentirlo más allá de las palabras o de cualquier otra advocación de La Información, en el único lugar donde es posible encontrar La Verdad en su estado puro. No menciono cual es porque sé que, dolorosamente,lo conoces.

A pesar de lo dicho, mucha razón llevas en lo que escribes, aunque Lo Imperceptible aún modele lo que piensas.

Un saludo,

LB

Laura M. López-Murillo dijo...

Lázaro: Muchas gracias por la atención que me brindas.

Después de un agradable paréntesis, debo atender los asuntos en mi entorno.

Un cordial saludo.