domingo, junio 01, 2008

Los Imprescindibles

La misma esquizofrénica humanidad
capaz de enviar instrumentos a un planeta
para estudiar la composición de las rocas,
asiste indiferente a la muerte de millones
de personas a causa del hambre.
Se llega más fácilmente a Marte
que a nuestros semejantes."
José Saramago


En algún lugar de la tarde, entre las páginas de un libro, cuando se atenúan los estragos de la realidad, emerge la esperanza en el corazón de un héroe y la razón es la única fuente de luz que ilumina una época de ciegos…

Hace unos días, el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Agencia Norteamericana de Aeronáutica y el Espacio (NASA) informó que la sonda Phoenix encontró posibles rastros de hielo en las proximidades del polo norte del planeta Marte. Lo que parece ser hielo está en una imagen captada debajo de la nave por la cámara que tiene instalada el brazo robótico del Phoenix, cerca de una de sus tres patas.

Mientras tanto, sobre la faz de la Tierra, la crisis global alimentaria se agudiza: en El Cairo, la misión prioritaria de las fuerzas armadas es hornear pan, porque la escasez y carestía de los alimentos amenazan con convertirse en la chispa que encenderá una ira más extensa contra un Gobierno represivo. En Burkina Faso y otras partes del África subsahariana, estallan disturbios por los precios de los alimentos como nunca antes.
La crisis global alimenticia no sólo se deja sentir entre los pobres, sino que también erosiona las ganancias de las clases trabajadora y media, lo que siembra niveles volátiles de descontento y aplica nuevas presiones sobre gobiernos frágiles.

Estos contrastes de la realidad mundial, que hasta hace poco tiempo eran improbables, fueron la parte medular del discurso de José Saramago cuando recibió el Premio Nobel de Literatura en 1998.

José Saramago es una conciencia lúcida en una época cegada por los mecanismos del poder; es el profeta del pesimismo que deambula incansable por la explanada del absurdo pregonando los estragos que la posmodernidad infringe en la especie humana.

Hoy por hoy, la virtualidad es la nueva versión de la realidad, las distancias y los desencuentros ya no existen, porque ahora somos una especie mediatizada de solitarios introvertidos que dialogan sin voz gracias a las bondades de un teclado.

La amenaza que se cierne sobre la humanidad es la inexorable mutación en homo videns, que nos transformará en individuos condicionados sin capacidad para discernir ni reflexionar; estamos condenados a convertirnos en una especie desnaturalizada que desciende a los niveles más bajos para lograr el éxito.

Pero ahora, como desde el principio de los tiempos, la vida imita al arte, el arte imita a la vida, y viceversa. Por eso, entre los artificios de las palabras se encuentra el único elixir capaz de revertir la fatalidad del posmodernismo.

El enlace consecutivo de las letras, las ideas que surgen de las palabras, y un mundo entero encerrado en una ficción, son los ingredientes imprescindibles para fortalecer el músculo de la imaginación, donde reside la quintaesencia de los seres humanos.

Si la realidad globalizada fuera el escenario de una ficción y el tema de una parábola de largo aliento, como las escribe José Saramago, los mortales serían víctimas de un conjuro porque el hechicero de la posmodernidad los ha condenado a sobrevivir sin sentir, a existir sin pensar, a vivir sin leer. Y sólo aquellos afortunados que se han refugiado entre las páginas de un libro evitarán la irremediable mutación masiva de los seres pensantes en homo videns.

Desde la solitaria autoría del que escribe, no es posible distinguir el sentido de la influencia entre la vida y el arte; por eso, cada uno de los seres humanos deberá trazar el rumbo de su porvenir, utilizando los signos de su pensamiento; el feliz desenlace del relato dependerá de la firmeza de su pulso al escribir su propia historia

Por eso, todas las tardes en la Biblioteca Pública Central Estatal de Mexicali, gracias a la bondad de Olga Angulo, se obsequian dosis del elixir contra el conjuro posmoderno. El Ciclo Los Imprescindibles inició en marzo y han acudido a la cita los adalides del pensamiento y los baluartes de la sensibilidad que han sido galardonados con el Premio Nobel de Literatura.

El próximo jueves 5 de junio, a las 7:00 PM expondré los momentos de José Saramago, con los que hizo de su vida una obra de arte. Allí los espero, ojalá puedan acompañarme.

...Y leamos juntos los folios ilegibles del destino… y entre las páginas de un libro, se atenuarán los estragos de la realidad, emergerá la esperanza en el corazón de un héroe y la razón será la única fuente de luz en una época de ciegos…

6 comentarios:

Lázaro Buría dijo...

Soy perplejidad cuando termino de leer "Los Imprescindibles". No sólo porque constato la perfección incansable e inalcanzable conque escribes sino por los mundos que intentas enlazar y unir, aún cuando el lugar propio que les dio El Creador -¡si lo hubiera!- les hace distantes por razones razonables que tú, El Noble Saramago y millones más sin premios ni galardones, os atrevéis a desafiar su arquitectura gnoseológica, distributiva, dolorosa. Y aunque me vive toda esa confusión cuando te leo, me pregunto de cuales hechizos te vales para que tu corazón y mente compendien tanta lucidez moral y, simultáneamente, límites tan precarios para entender la estupidez necesaria que demanda el libre y azaroso juego mediante el cual sobreviven las especies, de las cuales, la nuestra a llegado más lejos que todas las demás, no por sus cualidades sino más bien por sus defectos que, a pesar de su naturaleza ezquizofrénica, practican la equidad con más éxito y rendimientos que otras aún sobrevivientes a épocas, glaciales, cambios climáticos y catástrofes naturales.

Los dos indicadores principales, en el mercado de la selección natural, que definen el valor de una u otra masa viviente son: tasa de crecimiento de su población y esperanza de vida al nacer. Y aunque no poseemos el primer puesto entre todas las que hay -nos aventajan los insectos-, la nuestra puede enorgullecerse de sus valores en esos dos perfiles estadísticos, que no han cesado de mejorar en los últimos 5,000 años y, supongo, alcanzarán cifras que no puedo imaginar en este presente que es ya pasado, durante los próximos 10,000 millones, tiempo que le restan a La Tierra antes de convertirse en lo que los astrofisicos llaman "enana blanca". Estos son los Espacios y Tiempos de la Verdadera Moralidad que nos rige.

Pero a pesar de que sé todo lo anterior, la ofensiva de tu conciencia hace que me detenga cuando dices: "Desde la solitaria autoría del que escribe, no es posible distinguir el sentido de la influencia entre la vida y el arte; por eso, cada uno de los seres humanos deberá trazar el rumbo de su porvenir, utilizando los signos de su pensamiento; el feliz desenlace del relato dependerá de la firmeza de su pulso al escribir su propia historia." Y me pregunto, ¿cómo lo sabe?, ¿qué ha hecho para saberlo con tanta exactitud? ¿es que verdaderamente no seré único como me imagino y quiero creer?

Gracias por provocar estas tonterías. Y el viernes 6, cuando despierte como hago siempre a las también 6, pero de la mañana, tomaré el café escuchando como comienzas a contar a los que, además estarán mirándote con atención, los momentos de la vida de quien hizo obra de arte de la suya.

Un saludo,

Lázaro Buría.

Laura M. López-Murillo dijo...

Lázaro:

Muchas, muchas, muchas gracias por sus comentarios... estoy segura que el jueves por la tarde, llegará a la Biblioteca de Mexicali una brisa con las moléculas suspendidas de su atención, lo que es tan importante como el apoyo presencial.

Muchas gracias...

Lázaro Buría dijo...

Una palabra amable es tan eficaz como el breve discurso auroral. Y repetida 3 veces, contribuye con creces a lo que quiero alcanzar. Gracias, gracias, gracias a ti, por las tuyas. Allí estaré.

LB

Lázaro Buría dijo...

...

Hola... Felicidades ...

LB

Laura M. López-Murillo dijo...

Hola Láraro!

Muchas gracias.

Anoche, la magia de Saramago conquistó varios corazones mexicalenses.

Lázaro Buría dijo...

...la magia de Saramago y la de tu luna ... a la que espero inquieto en algún lugar donde volveré a ser hechizado por tu manera de decir como ves el mundo en tu derredor...

Tu amigo del porvenir ...

Lázaro Buría.