domingo, septiembre 14, 2008

Un zócalo, tres gritos y el pilón

En algún lugar de la fiesta, cuando la identidad se contonea en un jolgorio y todos los rasgos bailan al mismo ritmo, desde la cúspide del bullicio, un gentilicio se expande en la noche; y entonces, sobre el mismo suelo se fortalecen las raíces, y bajo el mismo cielo se traza la senda del destino…

La identidad es un relato que se escribe continuamente, es una sensación que se comparte y que se construye con los avatares del destino, y por eso, nunca se concluye.
Pero las sensaciones y las percepciones pertenecen a un entorno intangible y necesitan materializarse para definir el sabor de los pueblos, y lo hacen en la explosión sensorial de las fiestas.

Cada año, la mexicanidad explota en un jolgorio multitudinario la noche del 15 de septiembre, en el zócalo capitalino, en el centro cívico de los estados, en la plaza mayor de las provincias, en los palacios municipales, en las embajadas y consulados en el extranjero, y donde quiera que hubiere mexicanos reunidos.

Esta fiesta no sólo celebra la afinidad de los mexicanos, también exalta las equidades entre compatriotas, porque se comparte una manera de sentir, comprender y actuar en el mundo. Toda celebración requiere un espacio concreto para invocar las afinidades, y sólo existe un lapso en el tiempo para convocar las querencias.

Hoy por hoy, el patriotismo se exaltará en tres fiestas distintas, y en cada una de ellas, se condiciona el derecho de admisión a la militancia partidista. El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, el líder opositor Andrés Manuel López Obrador, y el presidente Felipe Calderón realizarán sus respectivas ceremonias del Grito de Independencia, pero en horarios diferentes.

Y así, el corazón del país retumbará con tres Gritos: el Jefe del Gobierno Capitalino, Marcelo Ebrard Casaubon, encabezará una ceremonia en el Salón de Cabildos del Antiguo Palacio del Ayuntamiento y rendirá un homenaje al Ayuntamiento de 1808. Además, su administración organizará una verbena popular en el Ángel de la Independencia y en el Paseo de la Reforma se instalará un grabado de un kilómetro con obras de pintores y poetas mexicanos.

Simultáneamente, y por primera vez en la historia del país, Andrés Manuel López Obrador, en su carácter de ciudadano sin cargo público formal, dará el Verdadero Grito de Independencia, el grito legítimo de los libres y los pobres, y lo hará al nivel del pueblo, en la plancha del zócalo capitalino, de las 20.00 a las 22:00 horas.

Y en cuanto los simpatizantes lopezobradoristas desalojen el zócalo, el presidente Felipe Calderón efectuará la Ceremonia Oficial Tradicional del Grito de Independencia, desde el balcón principal del Palacio Nacional.

La polémica por las tres versiones de las fiestas patrias refleja la necedad de materializar las convicciones de grupo, de exhibir el estado de las fuerzas vivas que alientan las tres alternativas patrióticas, ya sea en el grito del cabildo, en el grito de los libres, o en el grito tradicional, en el único e inconfundible zócalo capitalino.

Pero además, en uno de los flancos del zócalo, en la catedral metropolitana, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) consideró que la celebración de Independencia se ha convertido en un re-juego político y de poder, que entre lo legítimo o ilegítimo, el único perdedor y confundido es el pueblo de México. A través de un editorial, el organismo católico aseguró que la disputa por el Zócalo capitalino es derivada de una añeja polarización que sólo demuestra "la falta de madurez y sentido de servicio de algunos líderes políticos, empeñados en su afán de protagonismo, que han olvidado la esencia más pura y real de este acontecimiento independentista que año con año celebramos".

Y el vocero de la partidocracia, César duarte Jáquez, el presidente de la Cámara de Diputados, hizo un llamado a la unidad y al fortalecimiento de las instituciones: “ésta debe ser una fecha que nos una y no que nos separe. México en su conjunto es una nación con muchas visiones y muchas realidades y con distintas opiniones”.

Por lo pronto, la disputa por el espacio de la Plaza de la Constitución, comenzó el pasado martes (9 de septiembre) por la mañana. En el perímetro de la plancha del zócalo se levantó un doble cinturón de seguridad con vallas de más de dos metros y medio de altura, mismas que son custodiadas por los elementos de la Policía Federal para resguardar la plaza y las inmediaciones de Palacio Nacional.

Pero la invitación sigue en pie. Ya sea en el recinto histórico del cabildo, o en el Zócalo capitalino, en la verbena del Paseo de la Reforma o en los casinos de Las Vegas, la mexicanidad será el autentico motivo de la fiesta, un orgullo legítimo y compartido, y una alegoría envalentonada desde la médula autóctona hasta el corazón mestizo.

Sin distingos ni remilgos, el pueblo entero ignorará las discrepancias inútiles de la politiquería, porque esta noche, las visiones y los horizontes se fundirán en un colirio tricolor y delirante... la identidad se contoneará en un jolgorio, todos los rasgos bailarán al mismo ritmo, y desde la cúspide del bullicio se expandirá un gentilicio, y sobre el mismo suelo se fortalecerán las raíces, y bajo el mismo cielo, trazaremos la senda del destino…

¡Viva México!

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