lunes, octubre 26, 2009

En el umbral de las certezas

En algún lugar de la lógica, en los niveles elementales del raciocinio, se postula la existencia del umbral de las certezas; y en esa tenue frontera se determina la condición pública de las verdades…

El impacto de los medios de comunicación masiva reside en su capacidad para condicionar la opinión pública, para moldear percepciones e infundir aprehensiones. Por eso,
la consolidación de la mediocracia como el cuarto poder modificó los rangos de la realidad y reconfiguró el ámbito de las falacias.

Por obra y gracia de la divulgación mediática, las imprecisiones adquieren contundencia cuando se propagan y se esparcen; una vulgar mentira se transforma en una verdad absoluta cuando aparece una y otra vez en el discurso mediático. Las ideas, por disparatadas que parezcan, adquieren veracidad por el efecto de la repetición y las incertidumbres se configuran como certezas en cuanto se difunden.

Recientemente, la idea de un posible estallido social ronda los titulares de prensa y aparece en la declaración de personajes públicos: el rector de la UNAM, José Narro, el presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, Gustavo Rodríguez Vega, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) Armando Paredes.

Esta preocupación ha sido compartida por la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, y por el ex candidato presidencial perredista Andrés Manuel López Obrador. El secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, admitió que es preocupante el riesgo de un estallido social.

La idea de la subversión persiste: el Sindicato Mexicano de Electricistas reiniciará el 30 de octubre la primera jornada civil de resistencia a escala nacional con plantones y cierres intermitentes de instalaciones públicas.

Además, la historia amenaza con repetirse: ante una miscelánea tributaria aberrante, líderes empresariales y obreros advirtieron al Senado que, de no corregirse el alza de impuestos, puede darse un estallido social en 2010.

En estas circunstancias, es imperativo identificar a quienes han externado el temor por un estallido social, todos ellos son personalidades públicas con acceso a los medios de comunicación: integrantes de la clase política, de la jerarquía católica, de la cúpula empresarial.

En éste afán por condicionar la percepción social, el ejercicio del discernimiento es el único conjuro para los efectos idiotizantes de la mediocracia. La exposición reiterada de un argumento endeble pretende esparcir la sensación de inestabilidad, generalizar el temor para justificar una respuesta del estado, hasta hoy impredecible, para conjurar amenazas invisibles; al propagar ese temor inverosímil se traspasó el umbral de las certezas, y entonces, un barrunto se adjudicó la condición pública de las verdades…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Así es Laura, desgraciadamente. Parece ser que sólo en Los Pinos no se dan cuenta o quizá perversamente se está dejando crecer para poder usar al ejército de manera indiscriminada. Habrín de recordar aquella frase de Reyes Heroles: "no hay que despertar al México bronco".
Saludos
Juan Manuel Cardona