domingo, mayo 13, 2012

La humana sincronía

En algún lugar de la plaza, en el primer minuto del día, la desesperanza multitudinaria se envolvió en un silencio absoluto; el eco del reclamo recorrió todos los meridianos y en humana sincronía se alinearon todos los lamentos…

La relación entre los extremos opuestos se tensa y se atenúa en un ciclo inexorable y perpetuo. Un héroe de los tiempos modernos dijo que los procesos sociales no se detienen con la fuerza ni con la violencia porque la historia se escribe con la voluntad de los pueblos. En aquel entonces, languidecía el afán revolucionario y el ideal del equilibrio social agonizaba ante la contundencia del lucro como dogma político. Ahora, el sistema del mercado llega al punto más álgido, la tensión social se exaspera, los contrastes son indignantes, se expande la lejanía entre la prosperidad y la miseria; y el estado es una figura evanescente que se postra a los caprichos de los paladines del mercado.

Y la historia sigue su curso: en la aldea global, los motivos de la desesperación y la soledad surcaron el océano virtual, buscando afinidades se generó empatía. Aquellos navegantes que recorrieron el hiperespacio coincidieron en la isla de la desesperanza; la paradoja de la posmodernidad concluye cuando se destroza el ensimismamiento y en las redes sociales circula, vertiginosa, la convocatoria para manifestar la indignación galopante por millones compartida.

El movimiento de “Los indignados” inició el 15 de Mayo del 2011 en Madrid y se dispersó por todo el mundo protestando contra los crímenes financieros que los consorcios del mercado cometen contra la humanidad. A un año del surgimiento, “han florecido en el mundo entero, movimientos sociales y ciudadanos, horizontales, solidarios y no violentos para exigir y construir una democracia real”. La indignación recupera el aliento y “en España, Grecia y Portugal la lucha es internacional”.

En un concierto espontáneo y por causas afines, las marchas se reprodujeron en todo el planeta este fin de semana:

En una singular protesta, sin gritos, ni cánticos ni pancartas, diez mil rusos emprendieron una marcha silenciosa no autorizada, para expresar su repudio al presidente Vladimir Putin. El novelista Grigory Chkhartishvili, mejor conocido con el seudónimo literario de Boris Akunin, a quien siguieron novelistas, poetas y ciudadanos, encabezó la caminata en un boulevard de Moscú partiendo del monumento al poeta del siglo XIX Alexander Pushkin hasta el monumento del dramaturgo Alexander Griboyedov.

El 10 de Mayo, al margen de congratulaciones, cursilerías y festejos celebrados en la superficialidad del consumo, el Paseo de la Reforma en la Ciudad de México fue el escenario de sincronía fuera de tiempo: el reclamo de las madres en las dictaduras del siglo XX resurge en el 2012; con la misma tristeza y el mismo lamento, las madres procedentes de 12 estados del país alzaron el retrato y el nombre de sus hijos desaparecidos pidiendo justicia a “un régimen sordo”.

No!... No en estos momentos no es posible predecir el desenlace de la indignación global. Cualquier pronóstico sería temerario. Es posible que el mercado trivialice la indignación en una moda insulsa y vulgarice la disidencia; tal vez, el sistema absorba a los inconformes para conjurar cualquier amenaza. Pero también es probable que en este siglo y en la aldea global, los pueblos escriban el próximo capítulo en la historia como la secuela inesperada de un reclamo que se envolvió en el silencio, de un eco que recorrió todos los meridianos y de la humana sincronía de todos los lamentos…


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