En algún lugar del océano, surcando los mares del
tiempo y en la búsqueda del consenso, navega una embarcación que se construye
incesantemente en la travesía y que se reconstruye sobre las olas…
Dicen los que saben que
la democracia es la única embarcación que se construye sobre la línea de
flotación, y que por eso, se perfecciona
en cada trayecto. Por la incertidumbre que surgió en la jornada electoral del
2006, y que prevaleció durante todo el sexenio,
se modificó la legislación electoral que ahora permite y regula la
apertura de paquetes para recontar los votos.
De acuerdo al ordenamiento
legal, el recuento se realizó en forma ininterrumpida a partir de las 8:00
horas del 4 de Julio ante la presencia de los representantes de los partidos
políticos. Voto por voto, casilla por
casilla, distrito por distrito, en el Instituto
Federal Electoral (IFE), vocales, consejeros, técnicos y asistentes electorales
realizaron la epopeya del recuento y la concluyeron antes del término fatal que
marca la ley. Durante el esclarecimiento de las cantidades emanadas de los
comicios, en los 300 distritos se omitieron miles de horas de sueño, se
soportaron toda clase de señalamientos, se recibieron mil y un agravios y se
resolvieron centenas de recelos y sospechas.
El recuento de los votos
emitidos en las elecciones del primero de Julio ratificó las cifras de las
actas elaboradas por los funcionarios de casilla y las modificaciones a las
cifras capturadas en el Programa de Resultados
Electorales Preliminares representan un porcentaje mínimo. Si se pondera el
factor humano de estas cifras, se obtiene un grado significativo de certeza y
se eleva considerablemente el índice de transparencia en los comicios. Hasta
este momento, como consejera electoral y
testigo presencial del proceso electoral puedo afirmar que en cada voto se
materializó la voluntad del electorado. No obstante, el resultado de este
proceso indica que aún queda mucho por hacer para perfeccionar la legislación
referente al proselitismo.
Cuando ha concluido la
extenuante tarea del recuento es menester identificar los aspectos mejorables del proceso electoral. Al
margen de las casillas y en la esfera del proselitismo existen actos y
conductas que deben regularse, como la publicación y difusión de las encuestas
que presentaron cifras sin sustento, la diferenciación en el trato a los
candidatos en los medios masivos y las estrategias del marketing político. Se
ha logrado transparentar la emisión, el escrutinio y el cómputo del voto; queda
pendiente regular las causales
intangibles que inciden en la emisión del voto.
Y es justamente ahora, al emprender
una nueva travesía rumbo al ideal democrático, cuando es imperativo reconocer la actuación de los
ciudadanos como uno de los rasgos notables del proceso electoral. En cada uno
de los 300 distritos fueron ciudadanos quienes supervisaron la actuación del
IFE, los que capacitaron a los funcionarios de casilla y recontaron los votos. Por todas las actividades en que participé
y por todo lo que atestigüé, este
proceso electoral es la sumatoria de las voluntades que coincidieron en 300
puntos de la geografía nacional, es el resultado del ejercicio ético de la
ciudadanía que asumió el compromiso con
un ideal alcanzable, que es imperativo perseverar en la búsqueda del
consenso a bordo de una embarcación que se
reconstruye incesantemente sobre las olas…
Con mi sincero reconocimiento a la labor realizada en
los 300 distritos electorales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario