En algún lugar
determinante, muy lejos de las casualidades donde las coincidencias se
desvanecen, entre las inercias y las obsolescencias se hilvanan las
complicidades en un tejido sutil pero contundente…
En el marco circunstancial del sexto y última informe de gobierno,
Felipe Calderón presentó al Congreso dos iniciativas con carácter preferente:
las reformas a la Ley Federal del Trabajo y a la Ley de General de Contabilidad
Gubernamental. El carácter preferencial de estas iniciativas es una reforma al
artículo 71 constitucional aprobada por
la LXI Legislatura que agiliza el proceso de dictamen y revisión en las
cámaras, y en caso de ser aprobadas, las reformas serán promulgadas el último
día del régimen calderonista; no obstante, la premura estipulada no garantiza
el contenido de las reformas.
La polémica en el legislativo se ha
enfocado en las reformas propuestas a la
Ley Federal del Trabajo respecto a la transparencia en el manejo de los
recursos de los sindicatos y la elección democrática de sus representantes.
Pero al margen de la partidocracia se deduce que la justificación a las iniciativas preferentes calderonistas
es la urgente definición del próximo régimen porque el dictamen en las cámaras
será el indicio infalible del liderazgo que efectivamente ejerce Enrique Peña
Nieto sobre las huestes priístas y del cabal cumplimiento de las promesas empeñadas
al sector empresarial durante la campaña.
Si se dictaminara a favor de la
transparencia en el origen y el manejo
de los recursos que fluyen en los sindicatos significaría el principio del fin
de los cacicazgos y del poder imperturbable de los ídolos profanos que las
fuerzas vivas erigieron en los tiempos
del Priato porque los únicos perjudicados serían los líderes y dirigentes
gremiales, esos iconos vivientes que dominan las praderas del jurásico
imponiendo las aberraciones anacrónicas de una subespecie que aún no se
extingue.
Dicen los que saben que en la
política las coincidencias no existen y bajo esta lógica también deben
entenderse eventos aparentemente inconexos: la sorpresiva insinuación de la posible renuncia
de Elba Esther Gordillo como dirigente del sindicato magisterial en la próxima
Asamblea Extraordinaria; y el consejo que Tony Blair, ex primer ministro británico,
ofreció al presidente electo en el sentido de agendar sus prioridades y el cumplimiento de sus
promesas en una conferencia donde expuso las bondades de la inversión privada
en áreas estratégicas.
Entre las bancadas partidistas la
tendencia predominante encubre la invulnerabilidad de los privilegios gremiales
bajo la defensa de los derechos laborales en un pronunciamiento cínicamente
favorable al corporativismo sindical y en clara oposición a la imagen renovada
del partido que recuperó la presidencia. El desenlace de este vericueto
legislativo configurará el perfil del próximo mandatario, cuantificará los
compromisos concertados y la consistencia
de la línea presidencial en el sutil tejido de las complicidades…
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