domingo, septiembre 16, 2012

Fronteras místicas


“Ya se ha perdido la cuenta de los muertos en las peores maneras
que los humanos han sido capaces de inventar.
 Una de ellas, la más criminal, la más absurda, la que más ofende a la simple razón,
 es aquella que, desde el principio de los tiempos y de las civilizaciones,
manda matar en nombre de Dios.”

José Saramago

 

 

En algún lugar indescifrable, en los intrincados recovecos de la condición humana yacen inalterados los vestigios de la brutalidad; a veces emergen y atacan al raciocinio hasta extinguirlo. Y por la victoria de la bestialidad sobre la razón se han escrito los capítulos más aborrecibles en la historia de los hombres y de los pueblos…

 

Todas las cosmogonías brotaron sobre la fas de la tierra para explicar los fenómenos de la naturaleza, para darle significado a eventos incomprensibles y revelar los enigmas que rodean la existencia de los hombres. En los sistemas de creencias se sustentaron los primeros ordenamientos sociales pero también  se erigieron los dogmas que trazan y agudizan las fronteras de la fe. Las líneas imaginarias de la geografía mística dividen al planeta en dos hemisferios esotéricos antagónicos: cristianos y musulmanes.

 

Las crónicas de sus enfrentamientos han consignado los estragos del fanatismo: excesos de crueldad y ausencia absoluta de compasión. En la furia provocada por el radicalismo religioso, los enemigos dogmáticos no son seres humanos que profesan una fe distinta, son demonios encarnados y es imperativo provocar un infierno en la tierra para castigarlos. Hoy por hoy, cuando se creía que las confrontaciones dogmáticas pertenecían a un pasado remoto, la blasfemia resurge como un pecado capital que amerita el peor de los castigos. La divulgación de un cortometraje que satiriza la figura del profeta Mahoma provocó protestas que se expandieron a todo el hemisferio musulmán  desencadenando la violencia y el repudio a Norteamérica: el martes 11 de Septiembre en la ciudad libia de Bengasi, la incursión y el ataque armado al consulado estadounidense  cobró la vida del embajador  Christopher Stevens. 

 

Es cierto que los odios fundamentalistas provocan reacciones exacerbadas, pero también es cierto que el fanatismo es una fuente inagotable de pretextos para justificar la intervención del hemisferio cristiano en el devenir histórico del hemisferio musulmán. Suponer que el antagonismo de los dogmas es la única explicación a los acontecimientos que se avecinan en el mundo islámico sería pecar de inocentes. Porque al margen de los dogmas se erige el mercado como un poder sin fronteras que ha impregnado todos los hemisferios ideológicos. La producción y divulgación del cortometraje “La inocencia de los musulmanes”  debe entenderse como una estrategia de provocación, otra más y uno de los  muchos intentos para imponer el canon del mercado en hemisferio islámico, donde por mera casualidad se encuentran los yacimientos de hidrocarburos y minerales más ricos del planeta.

 

El origen de esta nueva confrontación entre cristianos y musulmanes se ubica en la glorificación del lucro, y en la expansión del mercado como dogma del éxito reside la causa de futuros enfrentamientos donde predominará la bestialidad sobre la razón, en el capítulo más reciente en la tenebrosa historia de las aberraciones de los hombres y de los pueblos…

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