Dedicada
a Rosana Silva Di Giacomo, a Mercedes
González y a todos los escritores y artistas del Instituto Cultural
Latinoamericano en Junín, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
En algún lugar imaginario, trascendiendo
el umbral de lo tangible se extiende el
valle de las ficciones, y ahí, residen
seres excepcionales que se enfrentan a circunstancias extraordinarias,
protagonistas de todos los afanes que venturosamente llegan al desenlace de mil
y un argumentos…
La habilidad para crear momentos y
eventos inexistentes surgió con las primeras ideas en una mezcla volátil de
miedos y visiones ancestrales que aligeró la soledad existencial de la única
especie que adquirió el hábito de escudriñar los rincones de su conciencia.
Desde entonces, las miradas de los soñadores empedernidos se han deslizado por las líneas imaginarias del destino.
Hoy por hoy, en la aldea global se
materializan las excentricidades que alguna vez fueron ficciones: millones de
individualidades se entrelazan en el ciberespacio enviando mensajes incesantes
con etiqueta de urgentes pero la
inmediatez ha simplificado a las ideas en grafos y a las palabras en unas
cuantas letras y esta reducción atrofia irremediablemente al nervio crítico; la
omnipresencia de los consorcios mediáticos manipula el criterio del auditorio
cautivo implantando actitudes y pautas de conducta… tal vez, dentro de algunos
años se imponga la destrucción del raciocinio como una política pública, se
criminalice la lectura y la letra
escrita se someterá a la inclemencia de devastadora de los 451° Fahrenheit…
porque los desvaríos de los hombres
siempre han superado al frenesí literario de las ficciones y no es improbable
que un futuro, en el masivo y globalizado siglo XXI, la lectura y la escritura
lleguen a ser consideradas conductas subversivas y amenazas para las dictaduras
del mercado.
Pero aún en la inmediatez y a pesar
de la trivialización galopante, en un resquicio de la aldea global se cumplen
las leyes darwinianas: los especímenes hípermodernos se adaptan a las condiciones
del entorno digital y en miles y miles de micro-mensajes la conciencia
colectiva recupera la lucidez. Como un sentido homenaje a José Saramago,
el baluarte del pensamiento crítico que este Noviembre estaría celebrando sus 90 años,
sus lectores recuperaron las partes significativas de su pensamiento y las
comprimieron en 140 caracteres con la
etiqueta #saramago.
Y así, en escenarios desconcertantes
y en condiciones delirantes, los especímenes pensantes se adaptan a las inclemencias
de un entorno idiotizante, algunos escriben para despabilar a las conciencias
adormecidas hilvanando las peripecias de seres excepcionales que se enfrentan a
circunstancias extraordinarias, y otros, realizan el prodigio de nuestra
especie cuando leen y recrean en su mente los afanes de los protagonistas que
venturosamente llegan al desenlace de mil y un argumentos…
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