domingo, enero 13, 2013

El portal de las verdades


En algún lugar inescrutable, más allá del umbral de lo aparente y custodiado por todas las versiones del poder, se encuentra el único acceso a la verdad; de cuando en cuando, surgen genios temerarios que rompen los eslabones que encadenan al conocimiento…

 

En el imperio de mercado, el conocimiento continúa custodiado por los poderes fácticos; el acceso a contenidos académicos, científicos y legales está restringido y exageradamente controlado: la evidencia es la desproporción en el castigo a los temerarios que infringen los mecanismos de ese control.

 

Ese es el caso de Bradley Manning, el marine norteamericano que publicó el video conocido como “Asesinato colateral” que mostraba el ataque indiscriminado a la población civil en Irak, preso y torturado en Quantico,  enfrenta el cargo de ayudar al enemigo que se castiga con  condena perpetua. En las mismas circunstancias se encuentra Julian Assange, el fundador del sitio Wikileaks, que desde hace seis meses se refugia en la embajada de Ecuador para evitar su extradición a los Estados Unidos para ser juzgado por las filtraciones publicadas en la red.

 

Y fue también el caso de Aaron Swartz: el genio que a los 14 años ingresó a la Universidad de Stanford y que a esa edad contribuyó en la creación de los estándares para compartir y diseminar contenidos –blogs-;  el activista  contra la censura en la red que dirigió las protestas  contra la  ley SOPA; el  protagonista solitario de la “Primavera académica”. En 2011 fue arrestado por fraude informático por la obtención de material académico de ordenadores protegidos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Fue declarado inocente de ese cargo  pero  fue acusado por autoridades federales por el  acceso ilegal a un servicio de distribución de revistas científicas y literarias restringido a suscriptores y descargar 4.8 millones de artículos y documentos con la intención de liberarlos, lo que se castigaría con “una sentencia enormemente exagerada (35 años de prisión y multas por un millón de dólares) que equiparaba un gesto a favor del conocimiento libre a un acto de terrorismo”.

 

Pero esa infame sentencia quedará pendiente porque Aaron decidió terminar su lucha contra  la censura. El caudillo cibernético de la libertad del conocimiento se suicidó el 11 de enero a los 26 años. Con su muerte se escribe un episodio más en la interminable crónica de los abusos del poder y también, se esclarecen las incertidumbres sombrías que alguna vez lo afligieron al confrontar  los ideales con  la realidad, el debate inexorable en todas las causas y el compromiso ineludible de todos los héroes. En el 2007 Swartz escribió en su blog: "Hay un momento, en que la vida ya no se disfruta como vida, cuando el mundo parece ir más despacio y todos sus innumerables detalles repentinamente se hacen brillantes, dolorosamente claros”.

 

Necesitamos más héroes. Gracias a la convicción humanitaria de personajes como Swartz, Manning y Assange, el advenimiento de la sociedad del conocimiento  no se vislumbra tan lejano. Quiero creer que surgirán más genios y temerarios  dispuestos a  derrocar la ignorancia, que es la versión más aberrante de la opresión, y romperán los eslabones que encadenan al conocimiento…

No hay comentarios.: