domingo, febrero 03, 2013

El fin de los extremos


En algún lugar inesperado,  las fuerzas se equilibran y los extremos se evaporan, desaparece la tensión que mantenía alejadas a las antípodas, los ataques se degradan, las ofensas se olvidan, las divergencias convergen pero las convicciones claudican…

           

            El actual proceso electoral en Baja California, que inició el 1º de febrero, confronta a dos alianzas por la gubernatura, alcaldías y diputaciones en el congreso local. Ambas, se fundamentan en la incongruencia y se erigen sobre  las divergencias galopantes que solían distinguir a los partidos que las conforman;  el elemento de cohesión que logró reconciliar visiones y convicciones antípodas es el anhelo de victoria. Las coaliciones que buscarán el voto el 7 de Julio son: “Compromiso por Baja California” que se conforma con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Verde Ecologista de México (PVEM), partido del Trabajo (PT) y Partido Encuentro Social (PES); y “Unidos por Baja California” que conforman el Partido Acción Nacional (PAN), Partido de la Revolución Democrática (PRD), Partido Nueva Alianza (Panal) y el Partido Estatal de Baja California (PEBC).  

 

Así, las opciones para emitir el voto se simplifican rotundamente pero las complicaciones aparecen cuando se pretende conciliar  argumentos irreconciliables, cuando los partidos coaligados deban olvidar los argumentos con los que alguna vez se atacaron, las descalificaciones que mutuamente se hicieron, los daños recíprocamente infringidos. Es por eso que la credibilidad de las alianzas únicamente se sustenta en su afán por la victoria electoral.  La conformación de coaliciones  entre partidos políticos en México es un fenómeno cada vez más frecuente y su éxito reside en la designación del candidato; la figura del contendiente aliancista deberá opacar la fluctuación de las convicciones y la volatilidad de los idearios partidistas. Suelen ser personajes conciliadores, de amplio criterio, tolerantes cuya imagen trasciende las consignas de su partido para encontrar coincidencias donde antes hubo radicalismos, es el elemento fundamental que fortalecerá o debilitará a las alianzas.

 

Si las precampañas son únicamente el trámite indispensable que debe realizarse en tiempo y forma para registrar al candidato oficial, será la debacle de los partidos pequeños que participaron en la farsa del partido predominante. Si la precampaña equivale a la búsqueda del candidato con el perfil idóneo, al margen de compromisos o intereses de partido, la coalición emergerá fortalecida con una imagen capaz de reconciliar lo irreconciliable.

 

            Hoy por hoy, ante las coaliciones que buscarán el poder en Baja California, la pregunta ineludible es: cuál será la visión que unificará la diversidad de criterios en las alianzas?   Es posible que los abanderados de la extrema derecha adquieran, aunque sea por contagio, una pisca de sensibilidad social?   En el trajín de las amalgamas: los extremistas reconocerán los excesos perniciosos en el fanatismo moralino y en los radicalismos de izquierda?  Suponer las cualidades del producto emanado de una alianza es aún prematuro, lo evidente es la contundencia de las aspiraciones y el final inminente de los extremos porque el afán de victoria es implacable y desvanece la  tensión que mantenía alejadas a las antípodas, degrada los ataques y anula las ofensas, hace converger a las divergencias pero las convicciones claudican…

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