domingo, febrero 17, 2013

Summa cum laude


En algún lugar globalizado, en los altares donde se manufactura el conocimiento, se emiten las prioridades de la época, los modelos del éxito y los requerimientos para alcanzarlo; pero en la configuración del poderío material se excluyeron los atributos humanizantes…

 

            El 28 de Enero, la Kennedy School de la Universidad de Harvard inauguró el programa Angelopoulos Global Public Leaders otorgando una generosa beca al exmandatario mexicano Felipe Calderón Hinojoza quien colaborará con investigadores, docentes y alumnos aportando su experiencia en el análisis de “los retos que enfrentó como presidente y las políticas que desarrolló”. A simple vista, esta manifestación de generosidad académica implica varias incongruencias, pero en el fondo yace la lógica de una doble moral.  Felipe Calderón no es el primer personaje emanado de la crisis que ingresa a Harvard: George Papandreou, el ex primer ministro griego depuesto por el desastre económico en su país se incorporó al plantel con un sueldo de 46 mil dólares al mes por impartir clases sobre cómo superar la crisis del euro.

           

            En ese silogismo: el ingreso de Calderón al alma mater de la tecnocracia le confiere súbitamente el reconocimiento Summa cum laude a la nanocracia en México: ese estirpe de “funcionarios públicos cuyo principal atributo es su lealtad incondicional al  presidente porque su obediencia  trasciende y opaca la carencia absoluta de capacidad, de experiencia y de visión de Estado”. Su  formación académica en el extranjero  los hace “menos nacionalistas que los políticos tradicionales y son portadores de ideas extranjeras inadecuadas e inaplicables”. Por consiguiente: Harvard otorga un amplio reconocimiento  a la genuflexión del estado mexicano ante los imperativos de la tecnocracia global. Sí sí!... claro! …por supuesto!... el mandato de Felipe Calderón es uno de los temas fundamentales para entender el rumbo de la historia global! Es imprescindible conocer el funcionamiento de un estado que se apega ciegamente al canon del mercado y tipifica a los ciudadanos como insumos, a la sociedad como una unidad productiva y al gobierno como una agencia de negocios internacionales que debe adaptarse a los requerimientos de los consorcios financieros e industriales.

 

            La polémica invitación de Harvard provocó el repudio de alumnos y egresados mexicanos: más de 34 mil 300 personas se sumaron al rechazo de la incorporación de Calderón a esa Universidad; el poeta Javier Sicilia y el académico Sergio Aguayo enviaron una carta señalando la incongruencia de la invitación con los principios de la institución, y en un gesto de dignidad sin precedentes, el ex embajador Héctor Vasconcelos Cruz, devolvió a Harvard su diploma universitario como protesta. La respuesta de la institución fue un  argumento escueto pero esclarecedor: los logros de  Calderón  en materia macroeconómica son evidentes y cuantificables, mientras su responsabilidad en la tragedia causada por la estrategia contra el crimen organizado es cuestionable. Es más importante el monto de las inversiones extranjeras que el saldo de las victimas y la cifra negra de los mexicanos en condición de pobreza.

 

            Este episodio revela el predominio de un criterio materializante y monetario en la formación de los líderes políticos y empresariales,  el desplazamiento de la ética  hacia el rubro de las negociaciones,  el sesgo de las instituciones educativas como productoras incansables de paladines del mercado y mentes de obra que otorgan el grado Summa cum laude a los precursores del poderío material carentes de  atributos humanizantes…

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