domingo, abril 14, 2013

Crónicas terrestres


En algún lugar sobre la línea del tiempo existen momentos cruciales en los que se decide el rumbo del porvenir; es entonces cuando los grandes relatos languidecen y se desmoronan las verdades absolutas…

 

            Uno de los rasgos que persisten en la condición humana es la brevedad de la memoria histórica; los hombres y los pueblos son incapaces de asimilar las experiencias del pasado para eludir las catástrofes sociales y políticas registradas en las crónicas del planeta Tierra.  Uno de los ideales que ha prevalecido a lo largo de la historia es la igualdad y uno de los flagelos que aún ahora divide a los pueblos es la discriminación.    Ya sea por las creencias, por el género o por el color de la piel, las escalas en la valoración de los seres humanos siguen siendo tajantes, categóricas, hirientes y crueles.   

 

            En la versión hipermoderna del esclavismo, millones de migrantes padecen los estragos de la discriminación en Norteamérica, trabajan en condiciones indignantes a cambio de una mísera remuneración y subsisten en un clima de pánico bajo la sombra de la deportación. Criminalizados por su origen y estigmatizados por su desesperación, sostienen a la economía estadounidense, que los ignora,  y con el envío de remesas contribuyen con la economía mexicana,  que los desterró.

 

            En la aldea global  como en el mundo antiguo, el imperio depende cada vez más de la multitud a la que oprime y domina. La presencia de los migrantes  en Norteamérica adquiere proporciones trascendentales: la simpatía del sector hispano fue determinante en las elecciones presidenciales del 2012; y en una simbiosis insospechada,  los colores y  los sabores de las tradiciones latinoamericanas  se incorporaron al estilo de vida norteamericano en una sutil pero contundente  reconquista cultural.

 

            Ahora, la posibilidad de una reforma migratoria ha convocado a miles de activistas que reclaman  el cese de las deportaciones y exigen la oportunidad de integrarse a la sociedad estadounidense como ciudadanos con igualdad de derechos y oportunidades. Mientras tanto, la comisión  bipartidista de senadores que prepara los detalles del proyecto de ley para  la reforma migratoria afirma que  no habrá amnistía, que el plazo para otorgar la residencia será de varios años y se está determinando el monto de las  multas y los impuestos que deberán pagar  los interesados en regularizar su situación migratoria.

 

Si  persiste el criterio que discrimina, esclaviza y criminaliza al sector donde se genera la riqueza se actualizarán las circunstancias que provocaron el derrumbe de antiguos imperios, tan grandes y poderosos como el estadounidense y éste no será  el último en surgir,  ni en caer. Episodios similares yacen en las páginas olvidadas de las crónicas terrestres, son recuerdos de épocas remotas y de lugares lejanos, visiones legendarias de los momentos cruciales que decidieron el rumbo del porvenir; hoy como siempre y desde entonces,  la condición humana es inmutable aunque los grandes relatos languidezcan y se desmoronen las verdades absolutas…

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