“Educar no es dar carrera para vivir,
sino templar el alma para las dificultades de la
vida.”
Pitágoras
En
algún lugar de las contrariedades
prevalece la nobleza de una convicción;
desafiando
todos los prejuicios prevalece un esfuerzo humanizante que se perpetúa en las
primeras letras…
En el
noble precepto de la educación impartida por el Estado, como garantía
constitucional y como uno de los derechos humanos, se confirma la vulnerabilidad
de la teoría ante la contundencia de la práctica. El artículo constitucional,
que consagra el derecho a la educación laica y
gratuita, erige al progreso científico como el criterio a seguir en la
incesante lucha “contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los
fanatismos y los prejuicios”. Pero las aulas se ubican muy lejos de esos ideales, en un plano terrenal
donde la educación se desprende de la aureola de la vocación para convertirse
en la justificación de una parafernalia inmensa pero insuficiente, costosa pero
ineficiente.
Los escándalos vulneran al entorno
educativo en una secuencia mediática encauzada hacia el descrédito y el
repudio: el rezago educativo como una ofensa de magnitud nacional enardecida
por el exorbitante contraste entre las carencias en la infraestructura y la
riqueza de la ex lideresa magisterial. Hoy
por hoy, el sindicato magisterial se resiste a los mecanismos de
evaluación propuestos en la reforma educativa y la dirección gremial acordó el
“estallamiento del paro indefinido y concentración masiva en la Ciudad de
México a partir del lunes 19 de agosto
en el Zócalo de la Ciudad de México”. Ese mismo día, la Comisión
Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) habrá entregado 233 millones 869 mil evidencias del escaso cuidado
e interés concedidos a la educación pública. Los libros de texto distribuidos
para el ciclo 2013-2014 ostentan errores garrafales como: “ocaciona”,
“contrarestan”, “físicomotrices” o “desiciones”; palabras recortadas por una pésima
edición; la unión de dos preposiciones,
acentos incorrectos e indicaciones imprecisas que señalan un color que no
aparece, más lo que se detecte posteriormente.
Pero no todo es grilla y escándalo. Por extraño que parezca, en las vulgares
diatribas protagonizadas por porros profesionales hay una omisión deliberada: la controvertida
reforma al artículo 24 constitucional, aprobada por la Cámara de Diputados, el
Senado y por la mayoría de los congresos estatales, que permite la incursión de la jerarquía católica al ámbito
público vulnerando la condición laica del Estado mexicano.
Y a pesar de todas esas contrariedades, ajeno
a los conflictos y a las complicidades en la clase gobernante, perdura el afán
humanizador y en todos los días del
ciclo escolar existe un prodigio latente: miles de alumnos llevan inscrita en
el corazón la esperanza de sus padres y llegan al aula dispuestos a construir
su destino; el prodigio se realiza
cuando prevalecen la curiosidad del alumno y la vocación del maestro, y
entonces, el esfuerzo humanizante se perpetúa
desde las primeras letras para vencer todos los prejuicios…
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