domingo, octubre 16, 2016

El efecto "Quijote"



“Oh dichosa edad y siglo dichoso aquel donde saldrán a la luz las famosas hazañas mías, dignas de entallarse en bronces, esculpirse en mármoles y pintar en tablas
 para memoria en lo futuro.”
Miguel de Cervantes Saavedra

            En algún lugar remoto, sin saber cómo ni cómo no, la lucidez y la locura se abrazaron en un relato que trascendería todas las fronteras y todas las épocas por los benignos efectos de una sonrisa franca…

            Cada vez que he leído “El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha” imagino a Cervantes divirtiéndose mientras escribía las aventuras del caballero andante pero también pienso en su extremada cautela para  expresar sus ideas entre los desvaríos y los embelecos de sus personajes porque en aquel entonces, los mecanismos oficiales de la censura inquisitoria eran atrozmente implacables. El tribunal del Santo Oficio fue abolido en 1820 pero surgieron nuevos  mecanismos de censura y control del discurso. Es por eso que solo los temerarios se atreven a denunciar las injusticias, a exhibir los abusos del poder, a revelar los vicios de los privilegiados.  La crítica social es una convicción de alto riesgo y los paladines de la verdad suelen se escasos y cuando ejercen su derecho y  expresan sus ideas,  son señalados con índice de fuego y para desacreditarlos se divulga una sarta de calumnias y acusaciones y se les vulnera con malinterpretando las leyes en su contra.

            “Hoy por hoy” (expresión característica de Carmen Aristegui que me encanta y que imito como signo de admiración) los mecanismos de la censura oficial siguen funcionando con la misma eficiencia del pasado doblegando las leyes al capricho de la clase gobernante para acallar las voces que se atreven a pronunciar lo impronunciable.

            Los héroes de la crítica en la aldea global también son ingeniosos como fue el caballero andante y sus argumentos también  son tildados de locuras en un imperio mediático donde jamás se pone el sol porque ya no existen las distancias. Los castigos siguen siendo ejemplares como lo demuestran los procesos legales contra Bradley Manning, Julian Assange, Edward Snow, en el ámbito internacional, y en México, los casos de Carmen Aristegui, Isabel Arvide, Lydia Cacho, y en Mexicali, de Jaime Delgado, director de Periodismo Negro. Pero hay un artefacto prodigioso  en la hipermodernidad galopante que nos permite acendrar esperanzas: las denuncias circulan en la Red y el repudio se transmite y se contagia como un virus, tocando alguna de las fibras hasta entonces adormecidas, que es el mismo efecto producido por la lectura del Quijote: infunde la admiración por aquellos que denuncian las injusticias y por los que se atreven a soñar con un mundo mejor.


            Esta noche, con singular alegría retorno  al feudo de mi querida amiga Olga Angulo y participaré en el ciclo Los Imprescindible con la charla “La crítica social en la locura de Cervantes y la  lucidez del Quijote”. Lo espero en el Café Literario del Teatro del Estado a las 7:00 PM. Ojalá pueda acompañarnos para descubrir los muchos y muy variados motivos de los desvaríos, los embelecos y las arengas del caballero andante en un relato que trasciende  todas las fronteras y todas las épocas por los benignos efectos  de una sonrisa franca…

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