jueves, enero 24, 2019

Desidiotizar la idiosincrasia


“La televisión comercial es para enajenar a los jodidos.
No pretende más que incorporar a los pobres a la sociedad de consumo.
Y tampoco pretende sacarlos de esa condición. Mucho menos instruirlos”.
Emilio Azcárraga Milmo

            En algún lugar distante y ajeno a la cotidianidad, se diseña una realidad alterna, un mundo paralelo habitado por estereotipos que moldearán la idiosincrasia de las masas con la emisión constante de imágenes en detrimento del raciocinio…

Supongo que fue una mera casualidad. Tal como la describió Giovanni Sartori, la función primordial de la televisión fue magistralmente definida por Emilio Azcárraga Milmo en 1992 en un arranque de satisfacción por el éxito en la URSS de la telenovela mexicana “Los ricos también lloran”. Desde entonces, año tras año, la programación en los canales de televisión abierta han confirmado la visión del magnate y han excedido los niveles de la idiotez teledirigida (entendida como el desinterés en los asuntos públicos o políticos inculcado en la telecracia).

            En este escenario, el presidente de un país habitado por “homo videns” intenta revertir los estragos de la telecracia asumiendo el control personal de la comunicación social de su gobierno: de lunes a viernes a las 7:00 de la mañana el mandatario realiza una rueda de prensa para informar sobre los aspectos relevantes en la agenda pública. Quiero creer que con el mismo afán surgió la propuesta de la creación del Sistema Público de Radio y Televisión (SPRyT), esencialmente autónomo e independiente, cuyo propósito será informar con objetividad y profesionalismo, sin injerencia del Estado en los contenidos que se transmitan.

Podría decirse que estamos donde los senderos se bifurcan y muy cerca del punto sin retorno: Por el impacto de los medios masivos en la opinión pública, los contenidos transmitidos por el Estado podrían revertir los estragos idiotizantes de la televisión comercial, o bien, podrían inculcar el dogma del Estado como la única verdad absoluta propagando un credo absolutista.

Los indicios son alentadores: el futuro encargado de la coordinación de los medios públicos es el periodista Jenaro Villamil quien declaró que no imitarán el modelo comercial (glorificado por Azcárraga) porque se respetará el derecho a la información de la ciudadanía apostando a la inteligencia de las audiencias y afirmó: “Nunca más una televisión para una clase media jodida que no va salir de jodida".

Ojalá que logren sus objetivos y se reviertan los estragos de la idiotez teledirigida dignificando la función de la televisión para combatir la ignorancia y los prejuicios que agobian al pueblo mexicano; ojalá que predominen el mandato ético de informar sin sesgos y el respeto a la inteligencia de la audiencia nacional, que desaparezca el estigma de la jodidez que aflige a la Heroica Clase Media (con mayúsculas) que alivia sus angustias en los vericuetos de una realidad alterna que la distrae de las cuestiones públicas que afectan su calidad de vida; este esfuerzo será encomiable si se reconstruye la idiosincrasia de las masas con la emisión constante de información objetiva y verificable en un nuevo proceso de comunicación que agilice los procesos del raciocinio…


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