domingo, marzo 04, 2007

Diestra y siniestra

“La democracia es el lugar donde
los extremistas no prevalecen
(y si lo hacen, se acabó la democracia)”
Norberto Bobbio


En algún lugar de la geometría política, donde prevalecen las indefiniciones y germina el oportunismo, las coordenadas elementales sobre el eje del poder se diluyeron, y ahora, en el limbo de la posmodernidad surge una reinterpretación donde se invierten los valores…

La reconfiguración del Estado mexicano no sólo implica la actualización de la norma constitucional y la reestructuración de los poderes, también involucra la redefinición inmediata de todas las instancias en el poder, sus prioridades y sus objetivos.

El proceso de las redefiniciones en el espectro político ya se ha desatado, y ahora resulta que ningún partido coincide con el ideario de la derecha y que todos tienen el corazón en la izquierda.

Y así, ante el desencanto del electorado por las promesas que jamás se cumplieron, la partidocracia intenta redefinirse y reinterpretarse. En todos los partidos se ha instituido la tendencia hacia una izquierda, nueva y renovada, recién descubierta y nunca bien ponderada.

La nueva definición de la derecha y de la izquierda que se está fraguando es la consecuencia de la ineficiente gestión del foxismo y de la pésima reputación que la derecha adquirió durante el régimen de la pareja presidencial; también obedece al impacto causado por los 15 millones de votos a favor de Andrés Manuel López Obrador, el paladín de las causas populares cuyos excesos alejaron al perredismo de la auténtica izquierda, dejando esta ubicación vacante y disponible.

En la interpretación etimológica y clásica la derecha se asociaba con la voz latina “dexter” que significa “dirigir”, “docto”, “decoro”; mientras su contraparte, la izquierda, se asociaba a la voz latina “sinister” que designaba a lo “adverso” y “malicioso”.

Hoy por hoy, en la jerga política contemporánea se ha producido una auténtica inversión de los términos, una nueva transvaloración nietzscheana por la cual ‘izquierda’ va a convertirse en una palabra talismán con connotaciones positivas permanentes y, por un despliegue antitético, la ‘derecha’ va a heredar aquel rastro de connotaciones negativas que en un principio tuvo la izquierda.

Desde el primer día de su mandato, Felipe Calderón se deslindó de la derecha que acaparó posiciones de poder durante el foxismo y emprendió el curso con la decisión de rebasar a la izquierda por la izquierda.

Justamente ahora, a 78 años de su fundación en el poder, el Partido Revolucionario Institucional se enfrentó a esta disyuntiva existencial en su Cuarta Asamblea Nacional Extraordinaria. Incluso, el presidente de la Internacional Socialista para América Latina, Rolando Araya, ante la discusión del priismo sobre ubicarse como un partido de izquierda, opinó que basta con que una organización se sintonice con los sentimientos y las posiciones de su pueblo y se le puede llamar como se quiera. En su opinión, la derecha no tiene nada que hacer en Latinoamérica, porque a donde ha llegado ha empobrecido a los pueblos, ha creado mayores necesidades sociales, mayores tensiones y una gran ingobernabiliad.

Y en esta tendencia, Carlos María Abascal Carranza, ex secretario de gobernación, abad del foxismo y monseñor por el Partido Acción Nacional, citando a los fundadores del panismo, predica que su partido es una auténtica fuerza de izquierda.

Me queda claro que los motivos para ese súbito viraje responden a la necesidad apremiante de cambiar la imagen anacrónica de los partidos y disfrazar su podredumbre; y que el oportunismo galopante busca apropiarse de la única ubicación legítimamente vacía en la geometría política… porque las coordenadas elementales sobre el eje del poder se diluyeron, y ahora, en el limbo de la posmodernidad surge una reinterpretación donde se invierten los valores…

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola me parese interesante tu blog
aunque te dire prefiero la poesia que la politica, un cordial saludo

Unknown dijo...

Sergio Sarmiento?