jueves, marzo 01, 2007

Ellos y Nosotros

En algún lugar del organigrama social, en un espacio aislado, sin conexión alguna con el resto de los grupos en la comunidad humana, en un sombrío recuadro se circunscribe la clase gobernante...

Los acontecimientos recientes, en los tres niveles de gobierno, confirman mis sospechas respecto a la naturaleza biológica y mental de todos aquellos que se dedican al ejercicio de la política.

Si alguna vez sospeché que los políticos pertenecían a otra especie, ahora ya no tengo la menor duda, todos esos energúmenos forman parte de una subespecie animal híbrida: Poseen rasgos de los parásitos, de los grandes depredadores, de los carroñeros y de los reptiles; y en su actividad cerebral se han identificado los procesos mentales característicos de los psicópatas, mercenarios y criminales.

Es evidente que en el caso de los políticos se distorsiona el diagrama del genoma humano y que de esta mutación genética surge una seudo-raza de seres degenerados. Aún no se han logrado unificar los criterios, pero la opinión generalizada entre los científicos establece que estos especimenes se crean por generación espontánea, porque todas sus acciones y decisiones confirman que no tienen madre.

Esta hipótesis también se sustenta en los índices de la calidad del aire en los recintos políticos, pues en todas las dependencias de gobierno, en todas las oficinas bajo el emblema nacional o de partidos políticos, en todas sin excepción alguna, se respira aire pútrido. Los únicos seres con la capacidad fisiológica para sobrevivir en la inmundicia son los entes políticos.

Respecto al origen de esta subespecie, todo parece indicar, que adquieren sus rasgos distintivos a la sombra del poder: Si algún ser humano, normal pero incauto, sucumbe a las canonjías y adulaciones emanadas del un cargo público, sufre una metamorfosis inexorable hasta convertirse en un funcionario prepotente, en un dictadorzuelo, o en un jefazo; el efecto será irreversible en cuanto ponga el pie encima de alguien más débil, y ya jamás podrá recuperar su condición humana.

Paulatinamente, aquella persona que alguna vez caminara erguida con la frente en alto, adquirirá la habilidad de reptar y arrastrarse, de soltar lisonjas y promesas, de mentir y exagerar. La última pizca de dignidad se pierde en el preciso momento en que desaparecen las convicciones.

En cuanto alguien se integra a la clase política se adquiere la cómoda capacidad de los parásitos, porque el erario es la fuente de los ingresos y el presupuesto se constituye en el modus vivendi. Simplemente por el hecho de existir en la nómina se adquiere una inexplicable solvencia económica; posteriormente, si se accede a posiciones estratégicas del poder, se desarrolla la habilidad depredadora de recursos; y el apetito carroñero aparece cuando se aprovecha la desgracia de los adversarios.

Normalmente, existe una distancia infranqueable entre el ámbito de los seres humanos y la polución de la subespecie política; sin embargo, de vez en cuando, los entes políticos invaden el entorno de los seres humanos con falacias y demagogia; y por eso, en la época de proselitismo todo es confuso.

Pero gracias al equilibrio natural, durante las campañas políticas los ciudadanos adquieren una extraordinaria facultad que les permite contener los excesos en el poder; y por eso, el voto es la expresión de la soberanía y de la voluntad de un pueblo.

Me queda claro que la clase política es una subespecie de seres sin escrúpulos que pululan alrededor del poder. Pero la naturaleza es sabia: en este ecosistema, esa fauna híbrida cumple la función prioritaria de ser motivo del escarnio popular, son los personajes de parodias y leperadas y el detonante de nuestro sentido del humor; y nosotros, los seres de condición humana, tenemos la facultad de reconfigurar el organigrama social y recluir en un sombrío y alejado recuadro a la clase gobernante...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Laura:

El poder político, es algo que corrompe al más armado. Estoy de acuerdo en ello. Pero aún más, dices que nuestra única esperanza es el voto individual y secreto; bien, pero cuando pasa lo que pasa, cuando el mismo IFE está contaminado de la misma carroña, qué nos queda. Esto lo cito porque lo acabamos de ver el 2 de julio del año pasado. Ojalá abordes ésta reflexión en otro momento...
Como ves hoy estoy en tu blog. Felicidades... Un saludo.

Jorge Arié