domingo, septiembre 16, 2007

En el Limbo Jurídico

En algún lugar de las cámaras, donde la legalidad se somete a los juegos del poder, se instauró el limbo jurídico porque las inercias del pasado resucitaron dogmas y rituales arcaicos que se actualizan desafiando el curso del progreso…

La decisión de eliminar toda clase de publicidad pagada durante las campañas electorales respondió a los intereses de la partidocracia, porque la reforma electoral afianza su monopolio sobre el poder y la política.

La controversia surge por la disposición en la reforma electoral que prohíbe la compra de mensajes de propaganda partidista en tiempos de proselitismo. La inconformidad de los medios electrónicos surge por la pérdida millonaria que causará esa disposición.

En el debate, que durante cuatro horas sostuvieron los senadores con comentaristas y concesionarios de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, transmitido en vivo en radio y televisión en una cadena nacional que voluntariamente acordaron todos los medios, lo único claro y evidente es la capacidad de los medios de información para desinformar y para tergiversar la información.

Porque previamente al debate, los avezados y aviesos senadores, conscientes de la trascendencia de su error al prohibir la “difusión” de información relacionada con los partidos políticos, modificaron el pre-dictamen de la reforma electoral.

El espectáculo de la mediocracia enfrentando al senado fue sólo eso, un espectáculo mediático. Porque ninguna de las observaciones y cuestionamientos de los concesionarios de radio y televisión provocó cambio alguno en la reforma a las leyes electorales.

Por el contrario, el golpe lo asestaron los representantes del senado cuando hicieron la contundente precisión que les recordó que no son dueños de las frecuencias ni del espectro, sólo son concesionarios de un bien que es propiedad de la nación y deberán cumplir con el requisito legal de otorgar 51 minutos al día a la difusión de los mensajes de la Secretaría de Gobernación y partidos políticos.

Y curiosamente, los términos de esas concesiones podrían sufrir cambios significativos cuando en el Congreso de la Unión se reanuden las deliberaciones sobre la nueva Ley de Medios de Comunicación.

Es evidente que en el Congreso de la Unión ya no existen diferencias de fondo entre las tres fracciones parlamentarias mayoritarias. Ya no es posible distinguir la línea del pensamiento, si es que piensan, de un priísta, de un panista y de un perredista. Todos actúan conforme a la línea que ha determinado el Ejecutivo.

Todo parece indicar que los destinatarios del desprecio legislativo son los partidos de reciente creación, los medios, el Instituto Federal Electoral y la ciudadanía.

Porque el único cambio trascendente en la polémica reforma electoral es la prohibición de la compra de mensajes de propaganda política en radio y televisión; pero no se hizo modificación alguna en los procedimientos del cómputo de votos cuando los resultados son muy cerrados. La principal deficiencia en las leyes electorales, que provocó el conflicto post-electoral, que polarizó a la población y ensombreció la legitimidad de Felipe Calderón, sigue exactamente igual.

No se realizaron los cambios para establecer en la legislación electoral la posibilidad del recuento de votos ni de la segunda vuelta, sigue sin regularse el destino de las boletas electorales, las candidaturas ciudadanas seguirán en el limbo jurídico, como el voto en blanco, el referéndum, la revocación de mandato, y ni hablar de las disposiciones anti-chapulines.

El fortalecimiento del parlamentarismo al servicio del ejecutivo es un brutal retroceso. En Baja California ya existe una tradición de 18 años en esas circunstancias y sus estragos ya son evidentes. Por eso, tengo la ligera sospecha, de que Baja California, como primer bastión del panismo y baluarte de la alternancia funciona en realidad como el laboratorio panista de experimentos peligrosos.

Vgrs: El gran perdedor del reciente proceso electoral en Baja California fue el Instituto Estatal Electoral, porque desde el Ejecutivo del estado se le regatearon los recursos para realizar sus funciones y se orquestó una feroz campaña de descrédito.

El objetivo de esta reforma electoral es consolidar al legislativo como un poder sometido al ejecutivo. Son varios los indicios de la consolidación del panismo en el poder, en todas sus esferas y niveles. Estamos en el proceso de la reinstauración panista del Presidencialismo Institucionalizado con todo lo que ello implica. Confirmando aquel dictamen que establece que el poder los hace iguales a todos…pero a todos!

La única figura capaz de contrarrestar el dominio de la partidocracia sería un Congreso Constituyente, ajeno al Congreso de la Unión, con la autonomía y la autoridad suficientes para legislar, dejando a las cámaras de diputados y senadores las funciones de fiscalización del gasto público y la facultad para perder el tiempo en arengas, diatribas y peroratas inútiles. Pero… este es un legítimo sueño guajiro condenado a vagar en el limbo de la indefinición.

Porque hoy por hoy, el parlamentarismo ha sometido a la mediocracia dejando en el limbo jurídico las modificaciones sustanciales en la reforma electoral; y todo parece indicar que las huestes celestiales del panismo rampante nos librarán a todos del infierno, porque enviarán al limbo el laicismo, los órganos ciudadanizados y la autonomía del Instituto Federal Electoral, el régimen fiscal de Petróleos Mexicanos, la educación gratuita, y todo lo que sea justo y necesario eliminar… porque la legalidad se somete a los juegos del poder, y se instauró el limbo jurídico porque las inercias del pasado resucitaron dogmas y rituales arcaicos que ahora se actualizan desafiando el curso del progreso…

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