domingo, septiembre 09, 2007

Los Olvidados

En algún lugar de la gerencia pública, en el fondo del cajón de los olvidos yacen las necesidades prioritarias de la ciudadanía; pero los rezagos en salud y educación que flagelan el bienestar social no existen oficialmente en un régimen donde única realidad posible es aquella que se difunde en los medios…

En el periodo de entrega y recepción en la administración pública en Baja California, cuando aún se promocionan en los medios las acciones realizadas por la administración saliente, se ha producido un feroz contraste entre la realidad mediática y el mundo real.

Los mensajes promocionales de las obras del actual gobierno estatal contrastan cruelmente con la situación que predomina en los sectores de la educación y la salud, que son los más olvidados en la presente administración pública.

La característica del gobierno saliente fue su eficiencia en su funcionamiento como un estado facilitador y promotor de las inversiones extranjeras en Baja California. En esa mega-gerencia, cuyo periodo está por concluir, las necesidades básicas de la población quedaron relegadas.

El superávit en las finanzas públicas se destinó a la construcción de la infraestructura que los inversionistas requerían en proyectos potenciales; en cambio, un presupuesto escueto se designó para el mantenimiento de escuelas y hospitales, el abastecimiento de medicamentos en el sector salud y la vigilancia de las instalaciones educativas.

Los resultados son desastrosos y contundentes: en el inicio del ciclo escolar 2007-2008, cuando la temperatura ambiente en Mexicali oscila entre los 42ºC y los 47ºC, abundan las escuelas públicas que han suspendido las clases por falta de energía eléctrica, por mal funcionamiento de los aparatos de refrigeración, por vidrios rotos ó instalaciones bandalizadas y desmanteladas durante el periodo vacacional.

En los hospitales del Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado ISSSTE y del Instituto Mexicano del Seguro Social IMSS, los pacientes, derechohabientes, médicos y enfermeras deben soportar el calor por el mal funcionamiento del aire acondicionado, y por si fuera poco, padecen por el desabasto de medicamentos en todas las épocas del año, y en el IMSS sufren los estertores por la quiebra inminente de la institución.

Es evidente que el próximo gobierno dará continuidad a los proyectos que deja pendientes el actual régimen, que las inconsistencias e irregularidades serán subsanadas en la más estricta discreción. Esas y otras ventajas del continuismo son exclusivas para quienes pertenecen a la clase gobernante y para quienes se congregan a su alrededor.

Pero los beneficios de las políticas del estado no llegan a la gran mayoría de la población, quien resuelve sus necesidades de salud, educación y seguridad a través de los servicios del sector público.
Es lamentable, pero es evidente: las administraciones panistas carecen de sensibilidad social. Sólo ellos pueden ostentarse como un gobierno humanista que atiende a personas “humanas”. Sólo ellos pueden prometer que el umbral del futuro se abrirá con la llave de la educación cuando ese sector ha sido objeto de una gran indiferencia.

Hoy por hoy, después de la instauración del nuevo día del presidente, me queda claro que las características de los gobiernos en Baja California coinciden ahora con el calderonismo: la realidad mediática es la única verdad oficial, todo lo que no coincida con el criterio del régimen no existe.

Pero además, aquí en Baja California se iniciaron los ataques a los consejeros ciudadanos del Consejo Estatal Electoral, las descalificaciones y las incursiones del Ejecutivo estatal tendientes a desacreditar al árbitro del proceso electoral. Ahora, a nivel federal, la partidocracia condiciona su aprobación a las reformas fiscal y electoral a la salida de los consejeros ciudadanos del Instituto Federal Electoral.

La tendencia es evidente y contundente. La próxima administración de Baja California, como baluarte del panismo, coincidirá con el criterio de Felipe Calderón, quien ha demostrado que todo político mexicano porta los genes del despotismo.

Pero todos merecen el beneficio de la duda: si acaso los recursos recaudados en el nuevo sistema tributario se destinasen a la infraestructura social, entonces: bienvenida sea la mentada reforma fiscal! Pero si persiste la misma tendencia, el actual régimen continuará la labor de sus predecesores administrando la riqueza pero distribuyendo la miseria.

Ante la indiferencia del régimen, las carencias en la educación y la salud afectan únicamente a los olvidados; entonces, la cooperación y la ayuda solidaria de los interesados será la única solución viable porque la gerencia pública ha confinado las necesidades prioritarias de la ciudadanía… en el fondo del cajón de los olvidos…

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