domingo, septiembre 02, 2007

Ritos y Juglares

En algún lugar de la política, en el tomo donde se inscriben los cambios en la historia, en un meticuloso manual de procedimientos, se diseñan los ritos del poder y se designa a los juglares; por eso, cada régimen adopta un método y cada época se distingue por sus rituales…

Los ritos son la manifestación tangible de las ideologías, la consagración de los valores que predominan en una época. Sin rituales no podrían entenderse el poder, la identidad, la dominación; no aceptaríamos el compromiso de matrimonio sin la ceremonia, y sin funerales sería más difícil la resignación ante la muerte.

Cuando los rituales surgen en las esferas del poder se les designa un día en el calendario y se les otorga obligatoriedad. Tan cambiante como la condición humana, la versión de los vencedores se edita y se renueva en cada mandato presidencial.

En cada sexenio se actualiza el criterio predominante, se adopta un método para difundirlo. Las ceremonias oficiales que conmemoran a los héroes y refrendan el nacionalismo reflejan las peculiaridades del régimen que las instituye.

Y así, cada periodo presidencial ha encumbrado a un héroe, ha elegido a sus intelectuales. La parafernalia del día del Informe Presidencial durante el Priato era la manifestación de las fuerzas vivas unidas en torno al poder.

El final de la era del Presidencialismo Institucionalizado coincide con la alternancia en el poder en el umbral del siglo XXI; no obstante, los estragos y la estructura del Priato se prolongaron durante el foxismo. Es ahora, en el sexenio de Felipe Calderón cuando se pretende transformar al país.

La determinación de Felipe Calderón de reestructurar el sistema nacional también incluye a los ritos oficiales, para diferenciar su régimen de los anteriores, para consolidar la figura presidencial y para determinar los límites del nuevo círculo del poder.

Los recientes jaloneos y negociaciones respecto a la realización de la ceremonia protocolaria del Informe Presidencial no sólo obedecieron a la pompa y circunstancia, sino a la manifestación tangible del sometimiento a la investidura presidencial.

Hoy por hoy, la versión actualizada de la presidencia de la república se difunde en una transmisión censurada que omite todas las discrepancias. Desde el primer día en el mandato de Felipe Calderón, la versión oficial de los hechos es la versión mediática.

El Centro de Producción de Programa Informativos y Especiales (CEPROPIE) ha manejado discrecionalmente el tiempo y los escenarios desde el primer día del presente sexenio: en la ceremonia del cambio de poderes, estratégicamente se interrumpió la señal, evitando el zafarrancho de los legisladores, para reanudarse súbitamente en el preciso momento en que Felipe Calderón rendía protesta como presidente constitucional ante un Congreso enardecido.

Ahora, en el Primer Informe de Gobierno, la transmisión oficial se interrumpió de nuevo cuando la presidenta de la mesa directiva de la Cámara de diputados, Ruth Zavaleta, encabezó la salida de la bancada perredista del Congreso.

Me queda claro que el paroxismo de los rituales revela la decadencia ó la apoteosis de los regímenes, y que la censura del pasado pretende tergiversar la realidad actual porque… cada régimen adopta un método y cada época se distingue por sus rituales…

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