domingo, septiembre 30, 2007

Discurso y Realidad

En algún lugar del consenso, donde la imagen de las instituciones se refleja en la opinión pública, los discursos se desvanecen en el aire porque la demagogia carece de sustento…

Las palabras son volátiles y la vigencia de los discursos es efímera, porque lo que perdura es el efecto de las ideas y su impacto en la conciencia de quienes lo escuchan. Pero en la demagogia los discursos son vacíos, pletóricos de superficialidades y populismos, no impactan ni perduran, porque no resisten la comparación con los hechos.

La percepción de la sociedad respecto a las acciones de gobierno surge precisamente en la distancia que existe entre el discurso y la realidad, donde se materializa la política y se concretan los resultados de los programas gubernamentales.

Para el gobierno estatal que está por concluir, la eficiencia de su administración se manifiesta con obra pública monumental, mega-proyectos, hiper-inversiones. La numeralia de las doscientas sesiones de la 18 legislatura es el resultado del cabildeo de intrascendencias y diatribas inútiles. Y el desempeño del poder judicial se traduce incuestionablemente en los índices aberrantes de inseguridad e impunidad.

La percepción pública es el único índice ajeno a la gestión gubernamental que refleja la incongruencia de un discurso político respecto a la realidad social. Por eso, en la percepción social, la labor de las autoridades es deficiente, el legislativo es un órgano deficiente cuya inutilidad resulta por demás costosa, y la actual gubernatura, carente de sensibilidad social, estableció una cómoda distancia entre el poder y la ciudadanía.

Porque los verdaderos resultados de un gobierno deben resistir más que un puente iluminado porque se concretan en la calidad de los servicios públicos, en el bienestar generalizado de la población, en la generación de oportunidades para elevar el nivel de vida.

Por eso, la opinión pública es un medio de expresión libre de influencias y el único elemento… donde la imagen de las instituciones se refleja fielmente, y donde los discursos se desvanecen en el aire porque la demagogia carece de sustento…

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