domingo, octubre 07, 2007

La Utopía Nacional

En algún lugar de la incongruencia, donde predomina el absurdo, la historia tiende a repetirse en versiones paradójicas, y por eso, los errores ancestrales se actualizan en las tendencias posmodernas…

La consolidación de nuestro país como una república ha sido la utopía nacional durante siglos; los regímenes militares y totalitarios del siglo diecinueve y las conquistas de la Revolución institucionalizada en el siglo veinte impidieron la realización del ideal republicano. Y ahora, en siglo veintiuno esa utopía está más lejos que nunca.

La alternancia en el poder en el año 2000 no logró la reestructuración del sistema político nacional, la transición no llegó a realizarse pero el régimen panista asimiló y emuló las prácticas y los vicios del Priato.

Hoy por hoy, el régimen calderonista se erige como la versión panista del presidencialismo institucionalizado y las gubernaturas son bastiones de los poderes partidistas. La geografía política del país se fragmenta en relieves priístas, panistas y perredistas y cada entidad federativa es un feudo donde predominan las hegemonías partidistas y se reproducen las esporas de la antidemocracia. El reciente proceso electoral en Baja California así lo confirma.

En un brutal retroceso se refrendan las desigualdades que predominaron durante siglos, la historia se repite y ahora los regionalismos y la focalización de los grupos de poder evocan la precaria situación del país que provocó la lucha revolucionaria.

El derecho a la salud y a la educación, la libertad de culto y el laicismo, producto de procesos violentos y sangrientos, son ahora poco menos que sueños guajiros, son ideales desgastados en una infinidad de discursos demagógicos, pero incumplidos.

Los índices de pobreza no logran abatirse, el estado es incapaz de solucionar las necesidades apremiantes de la población pero satisface las exigencias de las cúpulas y los consorcios. En una reedición de la desigualdad, las diferencias entre los grupos sociales son más profundas y se agudiza la distancia entre ellos.

Baja California es uno de los territorios donde la utopía de la república se desvanece. Esta entidad se reafirma como baluarte de un panismo totalmente ajeno a sus orígenes en la oposición, proclive a la aristocracia política, al sinarquismo… donde los errores ancestrales se actualizan en las tendencias posmodernas…

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