miércoles, octubre 01, 2008

Guerra sin cuartel

En algún lugar del paisaje urbano que envolvió mi infancia, se libró una batalla subrepticia entre dos paradigmas antagónicos que pretendían invadir una de las grietas de mi percepción…

Nací durante la Guerra Fría en la Ciudad de México, y como ciudadana del bloque occidental del planeta, estuve expuesta a la divulgación mediática de los estigmas de la posguerra. La gran mayoría de los programas en televisión explotaban un argumento similar en el que los nazis y los comunistas eran personajes fríos, malévolos y desquiciados; los héroes eran, invariablemente, valientes soldados de los países aliados, y los judíos, las víctimas por antonomasia.

Sí!... La versión oficial de la historia que escribieron los vencedores de la Segunda Guerra Mundial impregnó el entorno de mi infancia, y por eso, los únicos rasgos de la cultura alemana que conocía en ese entonces fueron su lenguaje y su disciplina. La cultura de masas diseminó un código estigmatizante contra el nazismo y el comunismo en la década de los 60`s, pero simultáneamente, en otro frente, la versión de los vencidos se esparcía sigilosa, materializándose en los objetos que se incorporaron a mi rutina diaria, y que con el paso de los años adquirieron el tono sepia de mis nostalgias.

Desde trincheras opuestas y avanzando sobre terrenos diferentes, la ideología del mundo libre y el producto tangible de la determinación de un pueblo sometido luchaban por capturar mi atención. El criterio hegemónico occidental invadía el aire respirable, pletórico de mensajes codificados que agredían mi idiosincrasia; mientras tanto, el ingenio de las huestes dominadas se escabullía en el territorio neutral e inofensivo de la cotidianidad.

Confrontando a la retórica furibunda de un dictador ridiculizado en los dibujos animados (1) estaba el sonido de los organillos (2). Esas cajas de música ambulantes que me provocaban sensaciones agridulces cuando inundaban el mercado de la colonia con notas y tonos engarzados. Llegaron a México hace más de un siglo, en los tiempos de Don Porfirio, y aún funcionan en el Centro Histórico del Distrito Federal. El sonido de los organilleros se instaló en el ambiente capitalino y su presencia cotidiana en la estampa citadina se inmortalizó en la filmografía de los hermanos Rodríguez y en el legado visual de Luis Buñuel.

Muchas de las tardes de mi infancia transcurrieron ante un oxímoron galopante, porque recibía mis dosis diarias de adoctrinamiento capitalista a través de la pantalla de un televisor marca Telefunken (3). Años después, otros sonidos evocarían la existencia de una nación vencida y condenada al silencio, y fueron las notas inciertas de mi primer instrumento musical: una flauta dulce marca Honher (4). Nunca descifré los misterios de la flauta dulce, pero su resina resistió estoicamente tres años de desaires, maltratos y descuidos.

Una de mis nostalgias favoritas es mi primer automóvil, un Volkswagen sedán (5) modelo 1975 color azul plumbago, y ahora en retrospectiva, puedo afirmar que el vochito era el único vehículo a prueba de jóvenes; un dicho popular afirma que sus refacciones se podían conseguir hasta en las farmacias. Y hablando de reparaciones, mi madre sufría constantemente de migraña, y por eso, en un cajón de la cocina siempre había Cafiaspirina (6).

No… nunca estuve consciente de aquel enfrentamiento entre los prejuicios contra los nazis y la utilidad de los productos alemanes, porque ésa, como todas las maniobras para condicionar el inconsciente colectivo, fue una campaña tenue, paulatina e imperceptible (7). Transcurrieron muchos años antes de que yo pudiera reconocer la persuasión masiva en que estuve inmersa. Y sólo ahora, cuando exploraba las relaciones entre México y Alemania pude detectar los efectos de aquella guerra sin cuartel.

Nunca he tenido contacto directo con alemanes, y para no viciar este ensayo, realicé una encuesta en la ciudad donde vivo (8). Al analizar los resultados las cifras perdieron su frialdad: el 64% de los encuestados no conoce Alemania ni tiene amigos de origen alemán; el 24% de los entrevistados sí tiene amigos alemanes o ha visitado Alemania en alguna ocasión, y la opinión que tienen de los alemanes es el resultado del contacto directo con ellos; el 12% expresó que rechaza las generalizaciones y los estereotipos.

En cuanto a la imagen, el 40% indicó que los alemanes tienen carácter fuerte, que son formales y serios; el 24% consideró que son disciplinados y metódicos; el 17% opinó que son emprendedores y tenaces; para el 13% son inteligentes y cultos; son rudos y aguerridos para el 12% y el 4% piensa que son racistas.

El concepto que los encuestados se han formado de los alemanes es el resultado de: la imagen difundida en cine y televisión (49%), de la información en libros y cursos de historia (29%), del contacto personal con ciudadanos alemanes (14%), de la experiencia adquirida en viajes (8%).

El 35% de los entrevistados identifica al pueblo alemán por la selección nacional de futbol; de este porcentaje, la gran mayoría mencionó la frase atribuida a Michel Platiní que describe al soccer como un deporte que practican once jugadores y que siempre gana Alemania. El 22% identifica a los alemanes por sus automóviles, el 18% por su cerveza, el 15% por sus salchichas, el 10% por sus castillos.

También, se solicitó a los entrevistados que mencionaran tres sucesos acontecidos en Alemania: el 43% mencionó las Guerras Mundiales y/o el holocausto; el 34% mencionó la caída del Muro de Berlín y el 23% la Copa Mundial de Futbol Alemania 2006. Se realizó el mismo ejercicio con personajes célebres: el 34% mencionó a Adolfo Hitler, el 25% a Ludwig van Beethoven, el 24% al Papa Benedicto XVI Joseph Ratzinger, el 6% a Albert Einstein, el 4% a Oliver Kahn, el 4% a Michael Ballack, el 2% a Goethe, y el 1% a Franz Beckenbauer.

Las observaciones más frecuentes durante la realización de la encuesta fueron de índole afectivo: quienes tienen amigos alemanes o han viajado a Alemania, evitaron mencionar a Hitler, al holocausto, o las Guerras Mundiales. Quienes admiran a los alemanes, mencionaron a personajes y sucesos de la actualidad como el Festival de la Cerveza Octoberfest, o la Feria de la Navidad Christkindeslmarkt, que conocen por internet o documentales transmitidos por televisión.

Por los resultados de la investigación realizada se infiere que ningún criterio infundado resiste la vertiginosa circulación de datos, imágenes y sonidos, porque a diferencia de la cultura de masas que predominó durante mi infancia, ahora es el receptor quien decide el contenido y elige la fuente de la información. El contacto entre los pueblos, ya sea físico o virtual, es un poderoso antídoto contra los prejuicios y los estereotipos.

Yo?… Afortunadamente, salí ilesa de aquella contienda entre las ideas y las cosas de mi infancia porque la imagen que tengo del pueblo alemán surgió de la calidad de sus productos y esquivó las caricaturas denigrantes. La inteligencia y el ingenio materializados en objetos fue más contundente que los dogmas idiotizantes de Hollywood, y es hasta hoy, la expresión vital de la templanza de un pueblo para revertir la fatalidad de su destino.

Y… ¡sí!... adivinó: tengo un VW Jetta, tomo Cafispirina, y me encantan los futbolistas alemanes!

Auf Wiedersehen!!

(1) Los dibujos animados de Warner Brothers, Looney Tunes y Merrie Melodies, el monopolio de la diversión infantil en la época de la posguerra, fueron el vehículo para la divulgación de la ideología occidental que proyectó el estigma social contra el nazismo ridiculizando a Adolfo Hitler. Un puñado de cortometrajes de los Looney Tunes que datan de la Segunda Guerra Mundial, e incluso antes, se encuentran hoy descontinuados por la Warner Bros. debido a que contienen fuertes estereotipos raciales de alemanes, italianos, japoneses y judíos. En total son 11 las caricaturas descontinuadas desde 1968. Este grupo de caricaturas se conoce como Censored Eleven.
http://es.wikipedia.org/wiki/Looney_Tunes

(2) Los organillos alemanes llegaron en 1884 por primera vez a México y se hicieron parte del folclore mexicano. Alegraban a la gente en los parques, en las plazas y en los restaurantes. Hoy los organilleros en sus uniformes marrón claro también están aprovechando los numerosos embotellamientos del Distrito Federal para alegrar a los conductores y para ganar uno que otro peso. El antropólogo mexicano Víctor Inzúa ha estudiado la historia de los organillos y escribió un libro sobre este asunto. Los primeros ejemplares eran de la empresa ‘Wagner & Levien’ y luego la mayoría llegó hecho a mano provenientes de la fábrica de ‘Frati & Company’ desde Berlín hasta México. Pero ‘Frati & Company’ cesó su producción antes de la primera guerra mundial en 1912. En el año 1928, cuando Alemania ya no los suministraba porque ya no vivía la gente que los construía.
http://www.mexiko.diplo.de/Vertretung/mexiko/es/0A/Dt-Spuren/Drehorgel__seite.html

(3) Telefunken es una empresa alemana de fabricación de aparatos de radio y televisores, fundada en 1903. En 1911 el Káiser Guillermo II envió ingenieros de Telefunken a West Sayville, New York para levantar tres torres de radio de 180 metros de altura, una estación de similares características fue construida en Nauen, estableciendo así la única red inalámbrica de comunicaciones entre América del Norte y Europa. En 1967 se fusionó con AEG.
http://es.wikipedia.org/wiki/Telefunken

(4) El programa de estudios de la educación secundaria vigente durante la década de los 70´s incluía la asignatura de Música, en la que se requería como material obligatorio una flauta dulce; la marca Honher era la única, y llegó a popularizarse a tal grado, que se vendían hasta en las papelerías. La marca nació cuando Matthias Hohner compró una armónica, de las creaciones de Buschmann hijo y la copió comercialmente en su taller desde el año 1857. Su pueblo, Trossingen se volvió el centro mundial de producción de armónicas. En la Alemania nazi sus hijos abrieron el Colegio de Música del Estado en 1935, que ha producido más de 3000 maestros de armónica. Hohner introdujo su primera armónica en el gran mercado americano en 1862, explotando inteligentemente el prestigio de figuras bien conocidas de la música para engrandecer la apariencia de sus instrumentos.
http://todoarmonica.org/historia-armonica.html

(5) Volkswagen fue fundada en 1937 como una empresa pública en la entonces Alemania nazi para vender el Volkswagen Escarabajo. Después de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el Ejército Británico tomó el control de la fábrica destrozada por las bombas y reanudó la producción del Beetle durante los difíciles años de la posguerra a los que Alemania tuvo que enfrentarse. En 1948, el gobierno británico devolvió la empresa al estado alemán. En 1960, a partir de la emisión de acciones de parte del gobierno federal alemán su nombre se convirtió en Volkswagenwerk Aktiengesellschaft (Aktiengesellschaft, abreviado AG, siendo el equivalente de Sociedad Anónima en español). El nombre fue cambiado a Volkswagen AG el 4 de julio de 1985, con sede central y fábrica principal, la Volkswagenwerk en Wolfsburg, Alemania. Actualmente es el cuarto mayor fabricante de automóviles en el mundo. En 2005 Volkswagen vendió más de 5,2 millones de vehículos, que equivale al 9,1 % del mercado mundial. http://www.mexiko.diplo.de/Vertretung/mexiko/es/05/Wirtschaft.html

(6) Cafiaspirina contiene ácido acetilsalicílico y cafeína que ayuda a aliviar dolores más intensos relacionados con dolores de cabeza, muelas y oídos, resfriados, gripe, reumatismo, neuralgia, jaqueca, fiebre y lumbago. En 1897, en el departamento farmacéutico de Bayer, se logra sintetizar el principio activo ácido acetilsalicílico, gracias a los experimentos de Felix Hoffmann. Dos años más tarde el nombre Aspirina es registrado por Bayer en la Oficina Imperial de Patentes de Berlín, el que sería el analgésico más popular del mundo. http://www.aspirina.com.mx

(7) Walter Benjamin, en su Tesis de filosofía de la historia (1940), realiza una crítica revolucionaria de la doctrina del progreso inevitable y de las concepciones conformistas de la historia, identificadas con el campo de los vencedores, quienes cambian la percepción cultural del pasado. La toma de conciencia basada en la experiencia es sustituida por la inducción de una construcción artificial o virtual de la realidad. Los vencedores crean su historia, donde “los vencedores de hoy caminan sobre los cuerpos de los vencidos de hoy” en un cortejo triunfal donde llevan consigo un botín: bienes de cultura. El origen de estos bienes no sólo se debe al esfuerzo de grandes genios, sino también a la servidumbre anónima de su contemporáneo, por ello afirma “un documento de cultura es al mismo tiempo un documento de barbarie”. En contra de la historia del punto de vista de los vencedores, Benjamin propone estudiar la de los vencidos, la clase dominada, o clase subalterna, como señala Ginzburg. Los vencidos no sólo son aquellos que perdieron una guerra, sino los que son víctimas permanentes de los sistemas de dominación.
http://es.shvoong.com/tags/walter-benjamin-y-la-historia-de-los-vencidos

8) Se aplicó un cuestionario a una muestra aleatoria de 250 personas, todas ellas mayores de 18 años, en la ciudad de Mexicali en el estado de Baja California.

3 comentarios:

Lázaro Buría dijo...

Hola Princesa de las Palabras:

Aunque no tengo ni un átomo de tiempo para describir la órbita peregrina de mis pensamientos mientras leía "la resonancia magnetica" de la gesta formadora de tu percepción, encuentro un poco de él en ese espacio desconocido donde habita "la particula de Gibbs" para escribir este comentario. Y desde aquí agradezco "la guerra nueva" que has declarado a los misterios, respaldada por las "cucharadas de luna" -¡arma formidable del arsenal de comprensiones y entenderes conque acudes a la contienda-.

Felicito tus dos últimas crónicas donde has revelado todo lo que ya sabía -imaginaba- sobre ti. Gracias por estar ahí, por pensar y por ser como eres. No importa que existas en algún lugar donde la distancia te hace -desde la mía-intangible. Pero puedo sentirte gracias a las palabras y a como funciona mi percepción del mundo donde vivimos, en el que me sumo a tu Guerra sin cuartel.

Buría.

Laura M. López-Murillo dijo...

Lázaro: bienvenido al ejército de corazones que pretende contener el avance inmisericorde del lucro idiotizante y la vacuidad del consumo. Y ya como correligionarios, debo confesar que no poseo la patente de "las cucharadas de Luna", su creador es el poeta mexicano Jaime Sabines, a quien cito textual:

"La Luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hiptnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de Luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo,
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de Luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la Luna
debajo de tu almohada
y mírarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la Luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la Luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la Luna
en dosis precisas y controladas."

Como siempre, agradezco su fina atención.

Un abrazo:

Lázaro Buría dijo...

Lo que escribes, abraza. Leyéndolo, ardo.

B