domingo, noviembre 02, 2008

Alquimia social

En algún lugar metódico, donde el rigor científico pondera todos los fenómenos, entre los porcentajes y las estadísticas existe una excepción incuantificable; el albedrío es ese prisma indefinible que esquiva todas las fórmulas, y es por eso, que aún no existe un mapa de los recovecos de la condición humana…

Los comicios electorales del 4 de noviembre serán la ocasión perfecta para cuantificar lo imponderable. La elección presidencial en Norteamérica no sólo confronta los proyectos de los partidos políticos y la personalidad de los candidatos, éste ejercicio democrático involucra actitudes del electorado que permanecieron en el sótano del inconsciente colectivo debidamente custodiadas por un ejército de prejuicios.

El predominio del racismo y la supremacía blanca, la extensión de la ignorancia y la magnitud del conservadurismo a ultranza, han eludido cualquier medición hasta este momento. En una inmensa espiral de silencios, los encuestados ocultaron su verdadera intención de voto; plenamente conscientes de los valores políticamente correctos, los racistas y ultraconservadores ocultaron el sentido de su voto.

El contraste entre Barak Obama y John McCain trasciende las cuestiones raciales: los comicios electorales definirán la idiosincrasia predominante, el color del inconsciente colectivo. Los norteamericanos también deberán decidir respecto al aborto y la legitimidad de la unión civil entre homosexuales; también definirán las atribuciones de su gobierno y las prioridades de la administración pública. Los matices históricos surgen porque esta elección se materializará el criterio de los estadounidenses en el contexto de una hegemonía decadente.

Estas elecciones se realizarán en medio de la peor crisis económica en la historia norteamericana, cuando se han confrontado dos discursos completamente opuestos y dos personalidades recíprocamente excluyentes: mientras Barak Obama propone la ruptura de paradigmas para reorientar el rumbo de las políticas públicas, John McCain encarna al patriotismo exacerbado y defiende las prioridades de la economía bélica y el dogma del expansionismo.

Los pronósticos son reservados, porque el comportamiento del electorado norteamericano ha sido impredecible, dando lugar a resultados inverosímiles, como el segundo periodo presidencial de George W. Bush. Además del esquivo factor racial en las encuestas, existe un patrón persistente de fraude electoral, perfectamente implementado y culturalmente asimilado en varias regiones del país. En estas circunstancias, la jornada electoral no solo determinará al presidente y la composición del Congreso, también se evaluará la eficiencia de todo el aparato democrático.

El resultado del sufragio popular cuantificará la influencia de los sectores sociales en el porvenir nacional; se consolidará la presencia del sector hispano, o se manifestará públicamente el fervor de los grupos racistas y xenófobos, o se actualizan los perjuicios arcaicos y obsoletos. Independientemente de quien resulte vencedor, el proceso electoral determinará la composición exacta del pensamiento del pueblo norteamericano.

Por todo eso, el martes será una oportunidad extraordinaria para la alquimia social: por esta única ocasión, será posible capturar en un matraz el calor de la esperanza, evaporarlo y condesarlo bajo la frialdad de las cifras; en una molécula suspendida se identificarán los enlaces afectivos y las partículas de solidaridad que flotan en el aliento de las minorías; se obtendrá el suero de la identidad y se harán todas las combinaciones posibles; y tal vez, los alquimistas definirán el prisma del albedrío que ha esquivado todas las fórmulas, y trazarán el primer esbozo de los recovecos de la condición humana…

1 comentario:

Lázaro Buría dijo...

Tengo la impresión de acabar de leer un poema. Y aún cuando no hago distinciones de géneros cuando me acerco a un texto -¡de ningún tipo!-, "Alquimia Social" me provoca hacerlas. Y me pregunto cuánto influye en ello el comienzo del otoño. Creo que esta estación, tanto como acontecimiento global del que trata, han potenciado al máximo en ti un don que te fue adjudicado por no sé cual sorteo de las cualidades humanas: el de saber expresar con palabras el cause de los ríos de incertidumbren donde discurren las incertidumbre y esperanzas de lo que pensamos individual y masivamente. Es gratificante encontrar en tu obra estos momentos, donde la manera de decir las cosas enlaza y armoniza infinitas sensorialidades de lo individual con la pobreza estadística que quiere explicarla. Es extraño, sobre todo para alguien como yo, que, agotado de entender todo, ha dejado ya de jugar a "las elecciones" y descansa en El Reino Único y Solitario de Ser.

Saludos,

LB