En algún lugar inmenso, surcando la mar océano de las voluntades navegan
miles de infundios; una veleidosa corriente impulsa los rumores y los esparce
por la rosa de los vientos; pero al llegar a tierra firme, todos los engaños se
desmoronan por la consistencia de la realidad…
Una multitud se define
como la coincidencia de intereses individuales, surge cuando miles de afinidades se abrazan a una consigna que las
concentra y las materializa; en las multitudes se reafirman las convicciones
cuando se comparten, y bajo el manto protector del anonimato, las masas
adquieren fuerza por la implosión de las debilidades personales. Pero las
multitudes, como todas las expresiones de la condición humana, son versátiles y
adquieren la forma del contexto en el que surgen. En la aldea global, las
afinidades surgen y se reproducen en las redes sociales; el anonimato fortuito
de las manifestaciones masivas se transformó en una clave con dígitos
incoherentes, la autoría de los mensajes
carece de nombre y apellido, las consignas se reducen a leyendas de 140
caracteres.
Esa es una de tantas
paradojas de la hípermodernidad: con la misma velocidad con que circulan datos
y cifras, se esparcen rumores sin autoría ni fundamento, contagiando entusiasmos inconsistentes y sembrando
incertidumbres. Los rumores, esa deleznable actividad de los cobardes, se
expanden sin restricciones en el anonimato virtual.
Ante la cercanía de la jornada
electoral, circula una diversidad de mensajes proselitistas que se reproducen y
se reenvían a una velocidad vertiginosa en las redes sociales, fenómeno ya
conocido como activismo cibernético. Una de las modalidades de esta nueva
versión del activismo político es la insidiosa presencia de micro mensajes en
las páginas de la Red, la reproducción exponencial de los seguidores y
simpatizantes, y la divulgación de rumores, todos ellos sin fundamento ni
autoría, que desvirtúan y tergiversan la información.
Vgrs: se invita a votar a
todos los ciudadanos sin credencial de elector, alentándolos a presentarse en la
casilla correspondiente con una identificación con fotografía y su acta de
nacimiento, lo que es totalmente falso y legalmente improcedente; ante la
indecisión galopante del electorado, se recomienda anular el voto alegando que
podría anularse la elección en el caso de que los votos nulos superen a los
sufragios emitidos, lo que es una vulgar mentira, porque la ley electoral
vigente no contempla esta posibilidad.
Y así como se dice una cosa se
dicen otras sin fundamento, y en el anonimato emergen voces subrepticias que
proclaman mentiras deliberadas como verdades absolutas, y los incautos creen falacias, y los convencidos
dudan, y los indecisos dejan de dudar.
El único remedio contra los
rumores deliberados es la información verificable de fuentes acreditadas. Si
existe alguna pregunta o situación que necesite aclarar: visite la página
oficial del Instituto Federal Electoral IFE www.ife.org.mx,
acuda a las Juntas distritales, consulte el Código Federal de Instituciones
y Procedimientos Electorales. Y en caso
de existir el menor atisbo de sospecha respecto a los comicios: involúcrese en
el proceso como observador electoral para que nadie le diga ni le cuente y
fundamente su opinión con hechos reales
verificados por usted mismo. En este
caso, la experiencia es la única fuente de información con la fuerza suficiente
para atenuar esa veleidosa corriente que impulsa mil y un rumores y que los
esparce por la rosa de los vientos; las críticas infundadas suelen ser efímeras
como las mareas, porque al llegar a tierra firme, todos los engaños se
desmoronan por la consistencia de la realidad…
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