domingo, mayo 26, 2013

Mundo Google


En algún lugar limítrofe y en la víspera del futuro se reinventan las prioridades y los métodos de una nueva época;  es una labor exhaustiva y apremiante porque el umbral del porvenir aguarda en un punto cercano y con él, la esperanza de realizar la utopía del conocimiento…  

 

            El escenario de un futuro que alguna vez se consideró remoto se construye segundo a segundo cuando los avances en la ciencia traspasan las fronteras de lo imposible. Hoy por hoy, el legado cultural y científico se conserva en una biblioteca universal e infinita porque el ciberespacio es el recinto donde se almacena, se comparte y se distribuye la información. La utopía hípermoderna consiste en el advenimiento de una sociedad sustentada en el conocimiento teórico y en la información donde las ideologías resultarían sobrando.

 

La Declaración de Principios de Ginebra en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en 2003,  expresa “el deseo y el compromiso de las naciones para construir una Sociedad de la Información centrada en la persona, integradora y orientada al desarrollo, en la que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento, para que las personas, las comunidades y los pueblos puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promoción de su desarrollo sostenible y en la mejora de su calidad de vida, sobre la base de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y respetando plenamente y defendiendo la Declaración Universal de Derechos Humanos".

 

            En el acceso al conocimiento residen todas las esperanzas y el factor de la polarización se ubica en la brecha digital. Las cifras publicadas por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT)  indicó que persiste la gran diferencia en el acceso a Internet: en las naciones emergentes es del 31%  mientras que en  los países industrializados asciende al 71%.  La población europea es la más conectada del mundo con un 77%, en segundo lugar se encuentra la población americana  con un 61% y las regiones con menor acceso son Asia y el Pacífico con un 32% mientras que África no supera el 16%.

 

Pero este abismo digital ya no es irremediable: Google tiene la intención de financiar, construir y ayudar a operar redes inalámbricas desde el África subsahariana hasta el sudeste de Asia, esperando conectar a Internet a millones de personas en países emergentes. Google estaría dispuesto a aportar los recursos necesarios para construir la infraestructura requerida,  proporcionar teléfonos móviles de bajo costo y emplear globos o dirigibles para transmitir señales a cientos de miles de kilómetros.

 

Sin embargo, la consolidación de la aldea Google implica riesgos y el acceso a Internet no garantiza la obtención de conocimiento. Aún es muy pronto para ponderar el costo de los beneficios pero los primeros efectos son evidentes: las tecnologías de la comunicación acercan a los cibernautas pero los abstraen de la realidad y se agudiza la dependencia de los dispositivos inteligentes en detrimento de los procesos cognitivos y la memoria.

 

 

 

Realizaremos el nuevo ideal social cuando la sociedad y la información no sean entornos excluyentes ni alienantes, cuando la comunicación sea un bien público y no una mercancía, cuando el lucro superlativo abandone la categoría de las prioridades; es una labor exhaustiva y apremiante pero inexorable porque el umbral del porvenir aguarda en un punto muy cercano y con él, la esperanza de realizar la utopía del conocimiento… 

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