domingo, julio 07, 2013

En la estrechez de un rango


En algún lugar dominical, inmersa en las leyes de las causas y los efectos, la voluntad popular confronta todos los obstáculos imaginables para manifestarse…

 

            Escribo esta columna durante la jornada electoral, horas antes de que se difundan las primeras cifras del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). Hasta el momento los comicios se realizan de acuerdo a lo previsto y como  la consecuencia  lógica de las hostilidades intercambiadas durante las campañas de proselitismo. La ciudadanía ejercerá el derecho al sufragio en un ambiente turbio impregnado de denuncias por irregularidades, amenazas y episodios de violencia. Hoy por hoy, la soberanía popular se manifestará en la estrechez de un rango marginado por la ausencia de opciones.

 

            La trivialización de las campañas electorales por el exceso del mercadeo, la ausencia de personajes carismáticos, la carencia de propuestas y la beligerancia galopante en, y entre, los partidos políticos ha sido la tendencia predominante, latente y creciente que provoca el hartazgo y el repudio del electorado. La tendencia se agudizó en el actual proceso electoral donde pulularon las denostaciones, y también, con la implementación, extenuante y exhaustiva, de una pseudo encuesta conocida como push-poll, cuyo “propósito real es manipular la opinión pública por medio del uso de preguntas premeditadamente sesgadas y llenas de propaganda para apoyar al candidato o a su postura política”. Las push-poll  “son bombardeos con declaraciones falsas o distorsionadas, hechas así para generar actitudes negativas porque nadie recolecta ni analiza la información.” Como una práctica apócrifa del cálculo de las probabilidades, esta estratagema no está contemplada en las leyes electorales y su realización no se limita a los tiempos y a las formas establecidas en la agenda electoral. En la madrugada del domingo comicial continuaron las llamadas telefónicas de las push-polls, y supongo que continuarán hasta el último minuto de la jornada electoral.

 

Y si al hartazgo por las campañas negras se añaden los episodios de violencia contra varios candidatos durante el proceso, el resultado nacional reflejará únicamente la movilización de las huestes partidistas a las urnas porque los indecisos y los apáticos se abstendrán de votar. Los secuestros, ataques y amenazas a los candidatos durante las campañas, las incidencias como el robo de urnas, los enfrentamientos violentos,  la compra de votos y otros desmanes que perturben la jornada, son las evidencias de un brutal retroceso en cuestiones democráticas. En escenarios como éste, se atenúa, hasta diluirse, la convicción democrática de los ciudadanos, que no encuentran opciones válidas para expresar su repudio por la partidocracia; anular el voto no es suficiente y estamos muy lejos de que los partidos políticos en el congreso legalicen la opción del voto en blanco o las candidaturas ciudadanas o le confieran al porcentaje de abstencionismo la calidad de un mandato popular.

 

Mientras tanto, con las escasas opciones para expresarse y ante los excesos cometidos por las huestes partidistas, en esta jornada dominical, los mexicanos enfrentan el reto electoral y a pesar de  todos los obstáculos imaginables manifestarán su voluntad…

 

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