domingo, octubre 28, 2018

Imagen y semejanzas. Polvo eres y en cenizas te convierte la muerte


"La muerte, es democrática, ya que a fin de cuentas,
güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera".
José Guadalupe Posada


            En algún lugar de la noche se diluyen las fronteras culturales para concretar todo lo intangible, las influencias se mezclan y lo sublime adquiere colores y sabores mundanos
porque sólo así es posible festejar las tristezas y remontar la distancia entre el cielo y el suelo… 

En un planeta globalizado las festividades tienden a expandirse porque los recovecos de la condición humana son los mismos en todos los idiomas y en todos los pueblos. Hoy por hoy, la fiesta mexicana del día de los muertos es un ritual de exportación que germinará dondequiera que se implante porque atenúa el duelo al envolverlo con  la bondad de un rebozo iluminando el vacío irreparable con una esperanza inexplicable. Los quebrantos causados por la muerte se ridiculizan y las querencias se fortalecen cuando los recuerdos cobran vida.

            La silueta escuálida de la calavera garbancera, creada por José Guadalupe Posada, recorre la aldea global inspirando nuevas interpretaciones del insólito momento en el que se reencuentran los vivos y los muertos. Y la garbancera se siente como en casa en el inmenso territorio del mercado porque sus rasgos son más vigentes que nunca: los efectos de la ética del lucro moldean la actitud de los habitantes de la sociedad de consumo.

Actualmente, el predominio de la actitud aspiracional incide en las definiciones de la felicidad y el éxito; el valor que se concede a las personas depende del precio de las propiedades que ostentan. La similitud es evidente: el único atuendo de la calavera de José Guadalupe Posada es un enorme sombrero cuya elegancia contrasta con su desnudez, y con esta vanalidad del siglo XIX, Posada criticó a todos aquellos que pretendían aparentar un estilo de vida superior. El autor la bautizó con el adjetivo “garbancera” aludiendo a las personas que renegaban de sus raíces indígenas y pretendían parecer europeos. La semejanza de la garbancera con los nativos de la globalidad reside en el desapego a los gentilicios y con la sobrepoblación de perfiles apócrifos. La población digital de identifica con una imagen, con un ícono que representa rasgos idealizados.

            Y como siempre y desde entonces, ante lo inminente e irremediable resurge la efímera consistencia de lo humano. La muerte nos reduce a la esencia: un cúmulo de partículas del polvo de las estrellas y la insignificancia del tiempo en la Tierra se aplica en la biografía de todos por igual. Lo único que nos distingue en el páramo de la muerte es la fuerza del cariño que nos inmortaliza en un recuerdo.

              El regalo de México a la aldea global es la calavera garbancera, una imagen insolente y trivial que atenúa el quebranto del duelo y que ridiculiza los devaneos de la condición humana porque sólo en su compañía se revierte la fatalidad para festejar las tristezas y remontar la distancia entre el cielo y el suelo… 


No hay comentarios.: