lunes, junio 19, 2006

El Portafolios

En algún lugar del catálogo otoño-invierno, en la sección del equipaje, tienen un portafolios para los arrepentimientos. Aunque pueda parecerle superfluo, realmente el portafolios es muy útil. Tiene la suave textura del cuero cabelludo, con la finalidad de que ya no se arranque usted el pelo, como lo hace cada vez que al recordar sus errores se le crispa la melena. Además, tiene capacidad ilimitada y una cerradura de combinación ultrasecreta, lo cual le brinda la tranquilidad de guardarse cómodamente, en la privacidad de su conciencia, todos sus reproches, tan sólo para usted y nadie más.

¿Le interesa comprarlo? Creo que sería una buena elección, porque no hay nada tan deprimente como enfrentar las consecuencias de nuestros errores; podemos pretender ante los demás que su efecto ha sido mínimo, pero no podemos engañarnos a nosotros mismos.

Por eso, si aceptar sus desaciertos le resulta sumamente devastador, pues entonces: los dobla con mucho cuidadito, por grandes que sean, hágalos tamaño carta y guárdelos en su portafolios, hasta que se sienta lo suficientemente fuerte para soportar sus propias recriminaciones.

¿Yoo?… ¡Pues no! Yo no tengo el portafolios, pero le confieso que me ha hecho falta. Cuando he tenido que afrontar mis propios desastres, he perdido varios mechones de cabello, he protagonizado unos berrinches soberbios y he sido víctima de una depresión kafkiana.

¿Difícil?…¡Pero si cuesta un…ojo de la cara! Aceptar mis burradas y sus resultados, ha sido como soportar el aliento de un dragón, como lanzarme al vacío, como recibir un gancho al hígado… pero, afortunadamente, los golpes se soban, los raspones cicatrizan y lo tiznado se limpia.

Y, cuando se decida a darle la cara a la catástrofe que sus errores han causado, recuerde que sólo somos seres humanos, y que errar, es parte de la condición humana.

¿Se imagina qué aburrida sería la vida, si todo lo que hiciéramos tuviera el éxito asegurado? … ¡Si sí! Ya sé que el fracaso tiene un sabor muy amargo; pero sólo quien lo conoce, puede disfrutar la miel de la buena fortuna.

Viéndolo bien, es el azar lo que condimenta la vida. Sin ésa saludable dosis de incertidumbre, la aventura de vivir sería una enfermiza rutina…

¡No!…Yo no conozco la receta mágica para que todo resulte siempre bien…Pero sí conozco el Principio de Peter, del por qué todo sale siempre mal…¡No, no!.. Creo que no existe ningún Manual de Procedimientos que nos garantice el éxito…Y si existiera, ¡sería el best- seller del siglo!

Mire; yo creo que no es tan malo equivocarse; es peor dejar pasar la vida sin tomar algún riesgo. El hecho de fallar, involucra el hecho de tomar una decisión . Y créame, aún no conozco a nadie, que haya tomado alguna decisión sin creer que era correcta. Todo fracaso, implica la realización de un esfuerzo y una dosis de buena voluntad.

¡Cálmela, cálmela! … Si su intención era buena y no funcionó…¡No se arrepienta!…Recuerde que ésto no se acaba, hasta que se acaba. Antes de lograr un juego sin hit ni carrera, se dieron cientos de bases por bola.


¡No se ponga triste!…Piense que el mundo, aún, es un lugar maravilloso donde podemos inventarnos un futuro. “El hombre está condenado a ser libre”, libre para tomar decisiones y hacer elecciones; libre para crear el argumento de su autobiografía; libre para elegir su destino; libre para asumir los riesgos y las consecuencias de sus acciones. Usted decide si su vida es una comedia, un drama o una tragedia; usted puede elegir el color de sus horizontes.

¿No le parece que sería una verdadera lástima, ignorar la sentencia de Sartre? ¿No cree que hay más mérito en decidir, en intentar, y aún en fracasar? ¿No le parece que sería un error garrafal sentarse a ver pasar la vida con apatía, con indeferencia, sin intervenir en el propio destino?

¿Cómo dice?…¡Usted aviéntese! Atrévase a ser el protagonista en la novela de su vida. No sea víctima de las circunstancias, es usted, quien debe crear “su circunstancia”. Y si al intentarlo, fracasa… pues, otórguese el beneficio de haberse esforzado y no se arrepienta de haber tenido una pizca de fé en sí mismo.

¿Yoo?…Pues, fíjese que me no me compré el portafolios… pero me compré un sombrero de Indiana Jones. Porque desde ahora en adelante, voy a correr el riesgo de buscarme y encontrarme, y voy a asumir las consecuencias de creer que lo mejor de la vida, aún está por llegar. Y si lo intento y fracaso, y si me esfuerzo y no funciona, y si me decido y me equivoco… pues, antes de darme golpes de pecho… me subo a una Harley, y con singular alegría, me voy a… con los “Nacidos para perder”.


3 de Noviembre de 1998.

Laura M. López Murillo
enalgunlugarlaura@hotmail.com

2 comentarios:

Joseph Seewool dijo...

Estimada Laura:

Me sedujo tomar un largo trago de esa botellita de sus silencios; así conseguí atravesar callado la selva Lacandona; me dejé invadir por su poético insomnio, hasta el desvelo; después me apliqué el bálsamo del olvido hasta no recordar mi propósito de silencio; abrí su portafolios y decidí arriesgarme, así que hace varios días, sin consultarla a usted, me permití la libertad de poner un comentario en mi blog, recomendando a mis propios lectores el estudio de sus magníficos artículos. Esta es la descripción que di:

5.- Laura. http://enalgunlugarlaura.blogspot.com/
Relatos, artículos, análisis políticos de su país (Méjico); todo con una alta calidad literaria e intelectual.

Está puesto a modo de comentario en capítulo 45 de la novela "El tuerto", que estoy publicando por entregas.

Un cordial saludo.

Laura M. López-Murillo dijo...

Joseph:

Le agradezco su atención y su amable consideración al mencionarme en su blog. Es un detalle muy gratificante.

Un saludote:
desde algún lugar...Laura M. López Murillo