lunes, junio 19, 2006

Insomnio

En algún lugar de la penumbra,
entre las sombras del pasado
y la tenue luz del porvenir,
una extraña sensación nubló mi mirada:
poco a poquito, el peso de la ansiedad
fue desplazando al sueño ligero.

Un temor indefinido dispersó la calma
y cuando un sabor agridulce inundó mis ojos,
busqué la razón de mis desvelos,
en cada rincón de la madrugada.

Me sentí en una isla perdida
en un mar de silencio;
respiré la brisa de la soledad
y solamente escuché mi voz.

Releí la crónica de mis días:
certifiqué lo inolvidable y refrendé mis sentimientos.
Hilvané mi voluntad y reconstruí mis anhelos,
pero no encontré razón alguna.

Escuché la voz de mi silencio,
y exploré mis puntos cardinales,
pero no había explicación
para mi nostalgia nocturna.


Sin entender por qué,
en aquella isla desierta,
sola y confundida,
* “bajo las rotas columnas,
entre la nada y el sueño”*
extendí los brazos
y me acurrucó la noche.


Abrí la palma de mi mano
y dejé escapar el tiempo.
Olvidé las causas y los motivos
y con la mente en blanco,
en el vacío me acarició el consuelo.

Entonces, navegando suavemente
sobre el mar del silencio,
la voz taciturna del poeta
me cerró los ojos y develó el misterio.

Abrazando aquel secreto,
con el corazón desnudo de prejuicios
y el alma libre de toda tensión…
¡al fin pude comprenderlo!

Y ya no me desconciertan mis desvelos;
ahora espero serenamente
que transcurra la noche…
porque ahora sé,
que *“cruzan mis horas insomnes,
las sílabas de tu nombre”.*


Poema inspirado en los
versos de Octavio Paz:

*”bajo las rotas columnas
entre la nada y el sueño,
cruzan mis horas insomnes
las sílabas de tu nombre”*

23 de Enero de 1999.


Laura M López Murillo
enalgunlugarlaura@hotmail.com

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