martes, abril 07, 2020

Efectos secundarios


“Un virus es un trozo de ácido nucleico rodeado de malas noticias.”
Peter Brian Medawar
           
            En algún lugar vulnerable se desencadenaron los vestigios olvidados del instinto primigenio; súbitamente, la sobrevivencia adquirió preponderancia imponiendo distancias y reinventando la calidez de la cercanía…

            Con la inminente propagación global del coronavirus aparecieron efectos secundarios, algunos insufribles y otros, verdaderamente increíbles como las elucubraciones que afirman que los gobiernos (sin especificar cuáles) son los autores del virus para usarlo como arma biológica; y no faltaron las teorías de la conspiración que descifran los designios encriptados en las manifestaciones del covid-19  que auguran el advenimiento de un fundamentalismo, enfatizando que el nombre (coronavirus)es el presagio del próximo déspota que controlará el mundo.

            Los efectos secundarios se agudizaron cuando se registraron los primeros fallecimientos por covid-19: proliferó el desconcierto con las interrogantes sobre el contagio, los síntomas, el tratamiento y la prevención. Entonces, las mascarillas para cubrir la boca y el gel anti bacterial se agotaron en cuestión en horas; poco después y al margen de los reportes oficiales, una fuente desconocida divulgó información “clasificada” provocando la imperiosa necesidad de comprar y almacenar papel higiénico pero ningún epidemiólogo justifica la magnitud ni la intensidad de esa desquiciada reacción colectiva.

            Para atenuar los efectos indeseables de la virulencia de mitos y rumores, los expertos afirman que la propagación del virus es inevitable, que todavía no hay un tratamiento y que la vacuna desarrollada por científicos en Shangai apenas está en fase experimental y se someterá a ensayos clínicos hasta abril, por lo que la prevención es vital y el único antídoto comprobado es el aislamiento. México se encuentra en la fase de contingencia 1 (presencia de covid-19 en casos importados) y ya se implementó “la sana distancia” como medida de prevención. Hasta el momento de escribir esta columna, varias instituciones educativas, negocios, algunos gobiernos, autoridades, y la inmensa mayoría de mexicanos, implementaron el distanciamiento social (precaución de la fase de contingencia 2) para evitar en todo lo posible, el flagelo de la epidemia en la fase de contingencia 3.

Por lo pronto, la prudencia será el ingrediente esencial contra la virulencia de covid-19.   La cercanía, los besos y los abrazos están restringidos a personas libres de toda sospecha de contagio y el coronavirus impone la modificación inmediata de hábitos: lavar y desinfectar las manos con frecuencia, evitar tocarse la cara, abrir las puertas con los codos, limpieza exhaustiva de superficies de contacto y observar la rigurosa etiqueta de los estornudos.


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