martes, abril 07, 2020

Divagando sobre un tema inédito


Un deseo absolutamente inédito no podría ser percibido,
porque no tendríamos un código para descifrarlo.
Dalmiro Sáenz

En algún lugar recóndito de una dimensión desconocida, se erige la Biblioteca de las Obras Inéditas; ahí se conservan todos los proyectos irrealizables, los planos de los castillos que se edificarían en el aire, las improvisaciones y las soluciones descabelladas…

Por fin se aclaró la duda existencial que nos mortificaba: no hemos caído en el abismo de una dimensión desconocida, tampoco deambulamos en el realismo mágico, ni traspasamos las fronteras del surrealismo: estamos en el terreno de lo inédito. Ya es oficial, y a partir de ahora, todo lo insólito, inaudito y lo que implique originalidad adquirirá validez jurídica.

El incidente que oficializa nuestra inédita ubicación es la infame rifa del avión presidencial, una reverenda vacilada que desencadena una secuencia de definiciones y sinónimos: Lo inédito, entendido como todo aquello que aún no se publica o se divulga implica también todo lo nuevo y lo desconocido cuya originalidad lo hace excepcional y extraordinario; pero en el territorio de lo inédito también residen los excesos que conducen al absurdo, a lo ridículo y extravagante.

Continuando con la secuela de sinónimos: Lo excepcional, es la rapidez con que se modificó la Ley Orgánica de la Lotería Nacional para rifar un premio que no admite fragmentaciones y que no se entregará al afortunado ganador. Lo insólito, es la preponderancia de este asunto en la opinión pública a sabiendas que es una burda distracción. Lo inaudito, es la fugacidad de los planes y de las soluciones a los problemas causados por la necedad y la insensatez. Lo inverosímil, es la distorsión de la aritmética en cenas guajiras que ofenden a la inteligencia.

Parecía improbable pero ya es una realidad. En este régimen, la secuencia histórica no representa ningún avance porque el rumbo de esta transformación nos conduce a un pasado nefasto. Pero lo increíble, por extraño que parezca, es la ausencia del equilibrio en el poder, que debe entenderse como el preámbulo del absolutismo. Merodeando en la explanada de lo extravagante, es inconfundible la figura dogmática de un gobernante que no admite réplicas ni cuestionamientos.  Recuerde que la polémica venta del avión presidencial surgió como una promesa de campaña cuyos costos e inconvenientes todavía no bastan para reconsiderarla.

Sea como fuere, debemos adaptarnos al entorno con singular alegría. Por eso, debemos reconocer que una de las bondades de lo inédito es la vigorización de la capacidad de asombro: cuando creíamos que ya nada podría sorprendernos, surge un caso insólito y una solución más exasperante que todo lo anterior. Y tras la sacudida neuronal provocada por la sorpresa, se reconectan las percepciones y se fortalece el filtro que discierne lo razonable y lo irrisorio; y así, sorpresa tras sorpresa, blindamos el hemisferio de la cordura contra todos los proyectos irrealizables, los planos de los castillos que se edificarían en el aire, las improvisaciones y las soluciones descabelladas…


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